Universidad suspende clases por disturbios
La protesta se debió a la firma de un acuerdo entre indígenas y representantes de Gobierno sobre la hidroeléctrica de Barro Blanco.
Video: Cortesía
Estudiantes de la Universidad de Panamá protagonizaron disturbios y cerraron la avenida que pasa al frente del campus universitario, en protesta por el polémico proyecto hidroeléctrico de Barro Blanco construido cerca de una población indígena del país.
Los universitarios bloquearon por unas tres horas el tráfico en la arterial vía Transístmica, frente a la Universidad de Panamá, que fue reabierta por unidades antidisturbios de la Policía Nacional tras replegar a los manifestantes.
La protesta acabó en enfrentamientos entre estudiantes y antimotines, que respondieron con gases lacrimógenos y balas de goma a los primeros, que lanzaban piedras y otros objetos contundentes.
La Universidad de Panamá informó en su cuenta de Twitter que las clases fueron suspendidas en el Campus central y en tres facultades, producto de los incidentes de esta tarde.
El cierre de la Transístmica produjo molestias entre conductores y el transporte público, que optaron por otras vías alternas ante los disturbios.
El pasado 25 de agosto, cinco agentes resultaron heridos y un número no precisado de aborígenes lesionados y cinco detenidos, tras los enfrentamientos que se dieron en la provincia noroccidental de Bocas del Toro, en el marco también de protestas contra el proyecto de Barro Blanco, dijo una fuente policial.
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Los aborígenes son parte de los que se oponen al acuerdo firmado el lunes pasado por su cacica, Silvia Carrera, con el presidente panameño, Juan Carlos Varela, para poner en marcha la generadora hidroeléctrica de Barro Blanco, construida sobre el río Tabasará y cerca al territorio de la comarca Ngabe Buglé, en el occidente del país.
La construcción de la hidroeléctrica estuvo paralizada por más de año y medio por incumplimiento ambientales de la concesionaria, Genisa, y el rechazo de la comunidad indígena vecina.
El acuerdo, fruto de año y medio de conversaciones en una mesa de diálogo promovida por la ONU, establece que la operación del proyecto, que tiene un avance del 95 %, pase a un "tercero independiente" aún por determinar y no a la empresa Generadora del Istmo S.A. (Genisa), que ganó en 2007 la concesión para construirla y manejarla.