Crisis permanente
El Gobierno irrumpe en la vida partidaria y familiar; amenaza a líderes, los mete presos y exilia, interfiere en la justicia; coarta la libertad de expresión al controlar medios o a sus dueños coaccionándolos, procesándolos, y licita carreteras a precio de autopistas para su círculo cero.
Con la caída del régimen nacionalista en China en 1949, su dirigente Mao mantenía por décadas una continua política de crisis permanente creando luchas internas después de eliminar los “elementos reaccionarios”. Había que purificar la sociedad por una política “virtuosa de acción rápida”. Esto es precisamente el estado de ánimos que existe hoy en Panamá con el régimen varelista.
Todas las semanas hay un sobresalto o escándalo fomentado por él y personas, cuyo ADN tienen que tener una permanente exaltación, como si fueran conductores de “carritos locos” de feria. Esto nos trae intranquilidad a mediano plazo y desalienta la inversión.
Mi impresión personal es que están planeando un gran fraude electoral al mantener “a raya” todos los partidos, líderes de oposición y posibles candidatos amenazándolos con procesos legales, auditorías, exilios, en fin, acentuando una persecución política nunca antes vista.
Estamos frente a un dictador que se arropa en una “civilidad” y amistad con la Iglesia, a la que trató de comprar con donaciones cuantiosas de dinero y el festival de la juventud para acallarla.
Esto se compara, como en antaño, con “una compra de indulgencias” so pena de tener carta blanca. Pero la Iglesia y la sociedad civil, paulatinamente con el tiempo, se han dado cuenta de la farsa y ya empezaron a dar su voz de alerta ante la hipocresía, injusticia y atracos al bien público.
Esta careta estará próxima a caerse y la sorpresa será para después de dicho festival en enero 2019 y la visita del Santo Padre. Esto es algo que nuestro minotauro no soportará. Pero él mismo ha generado toda la descomposición social causada por el desencanto y bribonadas que a diario salen en las que todos son malos y deshonestos, menos ellos, ya que él es el único pulcro e inmaculado. Para Varela, otros son culpables por delitos similares a los que les atribuyen a otros, pero que él y ellos cometen, sin embargo, sobre ellos brilla la inocencia.
El Gobierno irrumpe en la vida partidaria y familiar; amenaza a líderes, los mete presos y exilia, interfiere en la justicia; coarta la libertad de expresión al controlar medios o a sus dueños coaccionándolos, procesándolos, y licita carreteras a precio de autopistas para su círculo cero. Se otorga el control del aeropuerto, puertos y energía eléctrica a un donante importante.
En Panamá se eliminan competidores al pasar leyes para cerrarlos o beneficiar al gobernante o a sus acólitos. No se defiende al país cuando se les incluye en las listas negras, porque se nombran embajadores subnormales en Europa.
Aquí se miente solapadamente, acusando, amañando, fabricando procesos con el fin de dar más “circo” y que los medios y redes sociales estén concentrados en la agenda fraterna en vez de reportar, y así se desvía la atención ante el hecho de que Panamá se ha convertido en una autopista terrestre, marítima, portuaria y aérea del mayor “paso” de drogas de Colombia a EE.UU.
En 2014, pasaban 500 toneladas de cocaína, ahora pasan 1,600 toneladas. ¿Raro, verdad? Me preocupa mucho, ¿y a ustedes?
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