Mariano Rivera podría abrir un museo con todos los obsequios que recibió de los equipos rivales durante su larga despedida del béisbol. La tabla
EE.UU.
/ AP Mariano Rivera podría abrir un museo con todos los obsequios que recibió de los equipos rivales durante su larga despedida del béisbol.
La tabla de surf que le regalaron los Atléticos de Oakland.A los Indios de Cleveland se les ocurrió darle un disco de oro enmarcado de la canción “Enter Sandman'' de Metallica, la que suena en el estadio de los Yanquis de Nueva York cuando sale a relevar, y suministrado por el Salón de la Fama del Rock and Roll.Las cinco bicicletas de paseo -para él, su esposa y tres hijos- que le entregaron en San Diego.
Pero tal vez el presente que más gracia le causó fue en Minnesota, donde los Mellizos tuvieron la ocurrencia de erigir una silla mecedora armada con bates rotos.Le inscribieron un ingenioso nombre: “La Mecedora de los Sueños Rotos''.
Pero lo que Rivera más atesora son los encuentros con los fanáticos y empleados de los equipos rivales para conversar sobre cualquier tema.En la de Oakland, Rivera se disfrazó como repartidor de “pizzas” y sorprendió con una visita a Julie Vasconcellos, empleada de la sala de repartición de los Atléticos durante 25 años.“¿Sabes por qué lo hice? Soy un individuo agradecido, de lo que las personas hacen por nosotros”, agregó.