Golazo - 21/3/14 - 10:06 AM
Está prohibido volver a fallar
El segundo duelo entre el italiano Carlo Ancelotti y el argentino Gerardo Tata Martino, técnicos amantes del fútbol de ataque, presenta en el Clásico del fútbol español una propuesta definida, con un once que el madridismo recita de memoria, ante otro por definir en un rompecabezas que aún no encaja.
Madrid / EFE.
El segundo duelo entre el italiano Carlo Ancelotti y el argentino Gerardo Tata Martino, técnicos amantes del fútbol de ataque, presenta en el Clásico del fútbol español una propuesta definida, con un once que el madridismo recita de memoria, ante otro por definir en un rompecabezas que aún no encaja.
El partido de la primera vuelta era el mejor momento para que Ancelotti marcase un camino. Tenía la posibilidad de romper con el pasado. Alejarse de las artimañas que empleó José Mourinho para conseguir reducir la distancia que separaba a Barcelona de Real Madrid. Y el italiano, en su primer Clásico, cometió su mayor error desde que aterrizó en la casa blanca.
Nadie comprendió su ataque de entrenador. Fue el único partido en el que realizó un experimento que no funcionó. La presencia de Sergio Ramos como medio centro desconcertó a todos. Bien es cierto que aún no disponía de una figura que posteriormente desató su mejor fútbol -Xabi Alonso- y que aún no se había producido la lesión de Sami Khedira que permitiría a Ancelotti a volver al origen de la pretemporada, recuperar un dibujo 4-3-3 y cambiar piezas de posición para un mejor funcionamiento.
La desgracia de Khedira provocó el cambio de sistema y el paso de Di María al centro del campo. El cambio de filosofía era evidente. Por el camino se perdía a Isco, el jugador más brillante del inicio de campaña que no encuentra posición en el nuevo dibujo, pero se ganaba la mejor versión de Luka Modric, unos metros más atrás, y el sistema es el que mejor encaja para desatar la potencia de dos balas en los extremos como Gareth Bale y Cristiano Ronaldo, que han conducido a Karim Benzema a su temporada más goleadora.
Ese punto negro en su primera temporada lo tuvo también Martino en Anoeta. Encajó la derrota que más críticas provocó su figura. En Valladolid la dureza se dirigió a unos jugadores que parecieron saciados de éxito, con poca hambre de más. Ante la Real Sociedad fue el día que el Tata osó a cambiar un estilo. Sentó a los bajitos en el banquillo y alineó un doble pivote formado por Alex Song y Sergio Busquets. Otro idioma.
Desde entonces se acabaron las rotaciones y llega el momento de decidir entre nombres en partidos que ya deciden títulos. Todos sus jugadores de ataque no entran y es complejo hacer un once para un día señalado como el del Santiago Bernabéu. Sentar a Pedro, jugador en mejor estado en los últimos encuentros, o a Cesc, de los más regulares toda la temporada, o a Alexis en su mejor año.
El segundo duelo entre el italiano Carlo Ancelotti y el argentino Gerardo Tata Martino, técnicos amantes del fútbol de ataque, presenta en el Clásico del fútbol español una propuesta definida, con un once que el madridismo recita de memoria, ante otro por definir en un rompecabezas que aún no encaja.
El partido de la primera vuelta era el mejor momento para que Ancelotti marcase un camino. Tenía la posibilidad de romper con el pasado. Alejarse de las artimañas que empleó José Mourinho para conseguir reducir la distancia que separaba a Barcelona de Real Madrid. Y el italiano, en su primer Clásico, cometió su mayor error desde que aterrizó en la casa blanca.
Nadie comprendió su ataque de entrenador. Fue el único partido en el que realizó un experimento que no funcionó. La presencia de Sergio Ramos como medio centro desconcertó a todos. Bien es cierto que aún no disponía de una figura que posteriormente desató su mejor fútbol -Xabi Alonso- y que aún no se había producido la lesión de Sami Khedira que permitiría a Ancelotti a volver al origen de la pretemporada, recuperar un dibujo 4-3-3 y cambiar piezas de posición para un mejor funcionamiento.
La desgracia de Khedira provocó el cambio de sistema y el paso de Di María al centro del campo. El cambio de filosofía era evidente. Por el camino se perdía a Isco, el jugador más brillante del inicio de campaña que no encuentra posición en el nuevo dibujo, pero se ganaba la mejor versión de Luka Modric, unos metros más atrás, y el sistema es el que mejor encaja para desatar la potencia de dos balas en los extremos como Gareth Bale y Cristiano Ronaldo, que han conducido a Karim Benzema a su temporada más goleadora.
Ese punto negro en su primera temporada lo tuvo también Martino en Anoeta. Encajó la derrota que más críticas provocó su figura. En Valladolid la dureza se dirigió a unos jugadores que parecieron saciados de éxito, con poca hambre de más. Ante la Real Sociedad fue el día que el Tata osó a cambiar un estilo. Sentó a los bajitos en el banquillo y alineó un doble pivote formado por Alex Song y Sergio Busquets. Otro idioma.
Desde entonces se acabaron las rotaciones y llega el momento de decidir entre nombres en partidos que ya deciden títulos. Todos sus jugadores de ataque no entran y es complejo hacer un once para un día señalado como el del Santiago Bernabéu. Sentar a Pedro, jugador en mejor estado en los últimos encuentros, o a Cesc, de los más regulares toda la temporada, o a Alexis en su mejor año.