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Iniesta y su aporte a la tasa de nacimientos en España
El internacional del Barcelona Andrés Iniesta confiesa que el gol que marcó con la selección española en la final del Mundial de Sudáfrica de 2010 fue para él "la apoteosis de una vida", en particular porque entonces atravesaba "una pequeña depresión".
París / EFE.El internacional del Barcelona Andrés Iniesta confiesa que el gol que marcó con la selección española en la final del Mundial de Sudáfrica de 2010 fue para él "la apoteosis de una vida", en particular porque entonces atravesaba "una pequeña depresión".
En una entrevista publicada hoy por la revista francesa "So Foot", Iniesta explica la intervención de la ley de la gravedad de Newton en el chute que condujo al gol de la victoria contra Holanda.
"Antes de golpear el balón tuve que esperar a que bajara un poco. Si no hubiera esperado, no habría marcado. Dejé que la gravedad hiciera su trabajo y marqué. ¡Eso fue Newton!", cuenta el centrocampista, que reconoce haber visto después "muchas, muchas veces" esa jugada, y resume sus sentimientos: "Junta todas las palabras positivas que hay en el diccionario".
"Saber que di felicidad a la gente, es la mejor recompensa. Si además participé en el aumento de la tasa de natalidad en el país, todavía mejor", resalta, en alusión al alza de nacimientos que se constató nueve meses después de esa final.
Recuerda que antes del torneo "había tenido una pequeña depresión, pero todo el mundo pasa por algo así al menos una vez en la vida, no es verdad?". "Tuve varios problemas personales que se acumularon. También había tenido unos pocos problemas físicos... Me sentía frágil", admite.
Destaca, por otro lado, que su formación en el Barca le permitió desarrollar sus potencialidades. "Cada jugador tiene un ADN que le es propio. Pero esta esencia hay que poderla cultivar. Y yo caí en el club ideal para eso".
No obstante, admite que dejar a los 12 años su pueblo de la Mancha, Fuentealbilla, y su familia, para entrenarse en el centro de formación del Barcelona fue "la experiencia más dura" que ha tenido en su vida. "Me costó meses aclimatarme. Cuando volvía a mi habitación por la noche, lloraba enormemente", reconoce.
Es más, precisa que al término de la primera temporada, cuando volvió a Fuentealbilla para las vacaciones de verano dudó de si valía la pena, en un momento en el que "no estaba seguro de nada".