Un dolor incurable
El zaguero Felipe Baloy no puede hacer, al sol de hoy, lo que la mayoría de los panameños tampoco: olvidar aquella fatídica noche del 15 de octubre,
Eduardo González / Eduardo GonzálezEl zaguero Felipe Baloy no puede hacer, al sol de hoy, lo que la mayoría de los panameños tampoco: olvidar aquella fatídica noche del 15 de octubre, cuando los sueños de llegar por primera vez a una Copa del Mundo se terminaron de desvanecer en el estadio Rommel Fernández, cuando la Roja perdió ante Estados Unidos (3-2).
Luego de casi tres meses de aquel triste y amargo episodio, el ahora jugador de Monarcas y capitán de la selección istmeña aceptó que la eliminación se ha convertido en un dolor con el que tendrán que vivir el resto de su vida.
“Eso siempre va a estar en la cabeza de uno, siempre vamos a vivir y a jugar con eso, pero ya estamos mentalizados en mi equipo y en hacer las cosas de la mejor manera, fue un momento muy complicado, muy triste y lo vamos a llevar siempre, pero hay que aprender a vivir con eso”, señaló “Pipe” al diario azteca Medio Tiempo.
“Toda la vida vamos a tener presente eso, cada vez que pensemos en una eliminatoria, en un Mundial, ese partido y esos minutos finales van a llegar a la cabeza y nunca van a olvidarse, siempre van a estar ahí y siempre van a doler, pero hay que aprender a vivir con eso, fue un momento muy amargo para los jugadores y para todo el país”, explicó el futbolista.
Sin embargo, más allá de pensar en echar culpas o en la injusticia que pudo representar el fútbol hacia Panamá, Baloy manifiesta que los 11 jugadores que estuvieron sobre el terreno de juego fueron los únicos responsables de lo que aconteció en el Rommel.
“De pronto sí pensamos eso (que fue injusto), pero creo que el fútbol no es de merecimientos, es de hacer las cosas hasta el final y nosotros no las supimos hacer porque en el último minuto dejamos que nos hicieran un gol que nos mató y nos dejó fuera de la posibilidad de ir al Mundial”, comentó.