Mundo - 07/2/14 - 11:47 AM
Bruselas celebra el I Salón del Chocolate
"Nuestras exportaciones tienen mucho éxito más allá de Europa, especialmente en China e India, donde se aprecia la calidad de nuestra producción", subrayó la ministra regional Fremault.
Bruselas
EFE
La capital belga abrió hoy al público el I Salón del Chocolate, un evento internacional creado hace dos décadas y que por primera vez reúne en Bélgica a cientos de chefs reposteros, que hasta se atreven con un audaz desfile de moda.
Degustaciones, clases magistrales y desfiles de vestidos confeccionados en tejido de cacao configuran la oferta que un centenar de empresas presentan en esta primera edición del Salón del Chocolate en Bruselas, que se prolongará hasta el próximo domingo.
"No habíamos venido antes, porque no nos atrevíamos: esta es la capital del chocolate", reconoció la creadora del salón, Sylvie Douce, durante la presentación a la prensa de este evento, destinado a servir de enlace entre fabricantes y consumidores y que agrupa a las principales compañías del sector.
Con anterioridad, esta exhibición centrada en el dulce alimento ha pasado por París, Londres, Nueva York, Tokio o Salvador de Bahía, entre otras muchas capitales, para acabar aterrizando en un país amante del chocolate.
Según los datos ofrecidos por los organizadores, cada belga consume al año una media de diez kilogramos de chocolate, lo que les convierte en los segundos ciudadanos del mundo que más lo consumen, solo superados por los suizos.
"Si nueve de cada diez personas declaran que les gusta el chocolate, eso solo significa que la décima miente", bromeó la ministra de Economía, Empleo y Comercio Exterior de la Región de Bruselas, Céline Fremault, al presentar el evento.
La iniciativa más original del Salón es el desfile de vestidos de chocolate, una acción que aúna a jóvenes diseñadores, maestros chocolateros y estrellas de la comunicación, en una muestra de modelos tejidos de la planta de cacao, así como de algunos accesorios realizados con el mismo.
"Es un espectáculo inédito y mágico que celebra las innumerables metamorfosis del chocolate", señalaron los organizadores, quienes resaltaron que todo tipo de prendas de vestir, incluidos los accesorios como las coronas, son susceptibles de modelarse con este dulce elemento.
Para presentar las creaciones han colaborado jóvenes diseñadores como Jean-Luc Decluzeau, Victoire Verhamme o Lauranne de Jaegher, con destacadas firmas chocolateras belgas como Leonidas, Valentino Chocolatier o La Chocolaterie Darcis, respectivamente, entre otros.
El Salón ofrece también la posibilidad de asistir a clases magistrales de chefs y reposteros belgas, que muestran sus astucias profesionales en directo para después dar a probar sus creaciones.
Chocolate con curry, "infusionado" en té negro, aderezado con lavanda o en piruleta son solo algunas de las formas más sorprendentes del Salón, que así pretende reconocer el dominio belga en este campo culinario.
"Queramos o no, el chocolate es el producto del que todos reconocen nuestro saber hacer, más allá de la cerveza", dijo el ministro de Turismo de la Comisión Comunitaria Francófona de Bruselas, Christos Doulkeridis.
Entre los expositores, se encuentran no solo los cocineros más innovadores del sector, sino también hay libreros con obras especializadas en gastronomía, escultores, fabricantes que utilizan el cacao como elemento principal de bebidas o productos de higiene e, incluso, realizadores de cine.
El director francés Alexandre Dubosc exhibe al público sus cortometrajes de animación filmados con la técnica del "stop-motion" y premiados en distintos festivales de cine, en los que pralinés, tartas y "crpes" antropomórficos asumen un papel protagonista.
Además, el Salón muestra varias exposiciones consagradas tanto a la historia del cacao como a las últimas innovaciones en torno a este producto y reserva un espacio destinado al comercio justo, con conferencias y actividades de animación.
La cita de Bruselas está destinada también a promocionar las ventas del chocolate belga, pues como capital europea, la ciudad es la puerta de entrada a un mercado de 500 millones de consumidores.
En la actualidad, el 0,61 % de las exportaciones de Bélgica se corresponden con el chocolate, una cifra en aumento, según datos de la Administración belga.
"Nuestras exportaciones tienen mucho éxito más allá de Europa, especialmente en China e India, donde se aprecia la calidad de nuestra producción", subrayó la ministra regional Fremault.
En este sentido, chocolaterías reconocidas a nivel internacional como Leonidas, que ahora cumple un siglo, Neuhaus, que los cumplió hace dos y fueron los inventores del praliné, así como Godiva o Pierre Marcolini son empresas globales, y sus tiendas bruselenses se han convertido en reclamos turísticos.
"Era un poco vergonzoso que hubiera salones por todo el mundo y no aquí", dijo el representante regional de Turismo, al tiempo que señaló que esperaba que "a partir de ahora todos los años Bruselas pueda celebrar su propio Salón del Chocolate". E
EFE
La capital belga abrió hoy al público el I Salón del Chocolate, un evento internacional creado hace dos décadas y que por primera vez reúne en Bélgica a cientos de chefs reposteros, que hasta se atreven con un audaz desfile de moda.
Degustaciones, clases magistrales y desfiles de vestidos confeccionados en tejido de cacao configuran la oferta que un centenar de empresas presentan en esta primera edición del Salón del Chocolate en Bruselas, que se prolongará hasta el próximo domingo.
"No habíamos venido antes, porque no nos atrevíamos: esta es la capital del chocolate", reconoció la creadora del salón, Sylvie Douce, durante la presentación a la prensa de este evento, destinado a servir de enlace entre fabricantes y consumidores y que agrupa a las principales compañías del sector.
Con anterioridad, esta exhibición centrada en el dulce alimento ha pasado por París, Londres, Nueva York, Tokio o Salvador de Bahía, entre otras muchas capitales, para acabar aterrizando en un país amante del chocolate.
Según los datos ofrecidos por los organizadores, cada belga consume al año una media de diez kilogramos de chocolate, lo que les convierte en los segundos ciudadanos del mundo que más lo consumen, solo superados por los suizos.
"Si nueve de cada diez personas declaran que les gusta el chocolate, eso solo significa que la décima miente", bromeó la ministra de Economía, Empleo y Comercio Exterior de la Región de Bruselas, Céline Fremault, al presentar el evento.
La iniciativa más original del Salón es el desfile de vestidos de chocolate, una acción que aúna a jóvenes diseñadores, maestros chocolateros y estrellas de la comunicación, en una muestra de modelos tejidos de la planta de cacao, así como de algunos accesorios realizados con el mismo.
"Es un espectáculo inédito y mágico que celebra las innumerables metamorfosis del chocolate", señalaron los organizadores, quienes resaltaron que todo tipo de prendas de vestir, incluidos los accesorios como las coronas, son susceptibles de modelarse con este dulce elemento.
Para presentar las creaciones han colaborado jóvenes diseñadores como Jean-Luc Decluzeau, Victoire Verhamme o Lauranne de Jaegher, con destacadas firmas chocolateras belgas como Leonidas, Valentino Chocolatier o La Chocolaterie Darcis, respectivamente, entre otros.
El Salón ofrece también la posibilidad de asistir a clases magistrales de chefs y reposteros belgas, que muestran sus astucias profesionales en directo para después dar a probar sus creaciones.
Chocolate con curry, "infusionado" en té negro, aderezado con lavanda o en piruleta son solo algunas de las formas más sorprendentes del Salón, que así pretende reconocer el dominio belga en este campo culinario.
"Queramos o no, el chocolate es el producto del que todos reconocen nuestro saber hacer, más allá de la cerveza", dijo el ministro de Turismo de la Comisión Comunitaria Francófona de Bruselas, Christos Doulkeridis.
Entre los expositores, se encuentran no solo los cocineros más innovadores del sector, sino también hay libreros con obras especializadas en gastronomía, escultores, fabricantes que utilizan el cacao como elemento principal de bebidas o productos de higiene e, incluso, realizadores de cine.
El director francés Alexandre Dubosc exhibe al público sus cortometrajes de animación filmados con la técnica del "stop-motion" y premiados en distintos festivales de cine, en los que pralinés, tartas y "crpes" antropomórficos asumen un papel protagonista.
Además, el Salón muestra varias exposiciones consagradas tanto a la historia del cacao como a las últimas innovaciones en torno a este producto y reserva un espacio destinado al comercio justo, con conferencias y actividades de animación.
La cita de Bruselas está destinada también a promocionar las ventas del chocolate belga, pues como capital europea, la ciudad es la puerta de entrada a un mercado de 500 millones de consumidores.
En la actualidad, el 0,61 % de las exportaciones de Bélgica se corresponden con el chocolate, una cifra en aumento, según datos de la Administración belga.
"Nuestras exportaciones tienen mucho éxito más allá de Europa, especialmente en China e India, donde se aprecia la calidad de nuestra producción", subrayó la ministra regional Fremault.
En este sentido, chocolaterías reconocidas a nivel internacional como Leonidas, que ahora cumple un siglo, Neuhaus, que los cumplió hace dos y fueron los inventores del praliné, así como Godiva o Pierre Marcolini son empresas globales, y sus tiendas bruselenses se han convertido en reclamos turísticos.
"Era un poco vergonzoso que hubiera salones por todo el mundo y no aquí", dijo el representante regional de Turismo, al tiempo que señaló que esperaba que "a partir de ahora todos los años Bruselas pueda celebrar su propio Salón del Chocolate". E