Desorden controlado

Desorden controlado

Desorden controlado

Por: Juan Pritsiolas Crítica -

Panamá ya cumple 77 días sin tener el reemplazo de dos magistrados de la Corte Suprema de Justicia. Hoy, hace 47 días que la Asamblea Nacional de diputados rechazó la designación de Zuleyka Moore y Ana Lucrecia de Zarak, y el Ejecutivo no da señales, ni siquiera para consultar los nombres de nuevos candidatos.

Primero se dijo que sería después de los Carnavales, que terminaron el 13 de febrero, pero el mandatario Juan Carlos Varela no presentó las designaciones. El 23 de febrero, el pleno legislativo votó para desconocer una Comisión de Credenciales controlada ilegal e inconstitucionalmente por la minoría del oficialista Partido Panameñista, lo cual fue demandado ante la Corte. Esa es ahora la excusa del Ejecutivo.

Ni las reuniones sostenidas por seis horas en casa de la presidenta de la Asamblea, Yanibel Ábrego, y el presidente del Panameñismo, José Luis Varela, han resuelto el nudo gordiano que existe entre el Legislativo y el Ejecutivo.

Pero no solo esa decisión se aplaza. Hace semanas debió darse el reemplazo de los jefes de la Policía Nacional y el Senan, donde todo indica que el jefe de espionaje Rolando López y su antiguo subjefe y ahora ministro Alexis Bethancourt, serán los designados, algo que sin duda no calaría muy bien en las filas de la oposición.

Luego vino lo de Colón y si no es por la presión, la atención del problema se pospone hasta abril.

Para especialistas en inteligencia, más que el natural tortuguismo del Gobierno, lo que está en juego es un plan maestro de “desorden controlado” para “fabricar” condiciones de una desestabilización.  

Lo de Colón fue un “caos controlado” y provocar un ambiente ficticio de ingobernabilidad con manos peludas que incendian la casa Wilcox, símbolo de los colonenses, para justificar acciones de represión.

Algunas de las manifestaciones van dirigidas a minar a la Asamblea salpicada siempre en todos los gobiernos por el tema de las partidas. Para los especialistas, el verdadero objetivo de todo este “desorden controlado” que promueve el propio gobierno de Varela, sería el cierre del Órgano Legislativo.

Ya la opinión pública está siendo bombardeada para identificar a la Asamblea Nacional como corrupta. Varela bien puede meter la constituyente para “pacificar a un país que él mismo calentó” y así eleva su imagen y la de su partido, pues hasta puede retrasar las elecciones que difícilmente el Panameñismo puede ganar, alegaron los analistas.

Ya estamos en un año preelectoral y el único candidato del Panameñismo con algún grado de opción sería el alcalde José Isabel Blandón, quien valora el panorama para ver si busca la candidatura a la presidencia o la reelección como burgomaestre.

En el campo electoral, el Panameñismo apuesta a demorar lo más posible sus primarias. La harán probablemente el 28 de octubre, después de las del PRD y Cambio Democrático.

Si el PRD y el CD van en alianza, Blandón optaría por la reelección como alcalde, pero si los dos partidos opositores se presentan cada uno con sus respectivos candidatos, José Isabel iría por la silla que ocupa Varela.

El Panameñismo apuesta además a la existencia de al menos otros cuatro candidatos presidenciales: el FAD y otros tres independientes más los del PRD y el CD. Quizás el oficialismo apuesta a lo sucedido en 1994, cuando con 7 candidatos, Ernesto Pérez Balladares llegó al Palacio de las Garzas con 33.3%. Sin embargo, no hay que olvidar que en esa ocasión, el Panameñismo buscaba la reelección.

Los panameñistas, 25 años después, no quieren aplicar la vieja frase de su caudillo Arnulfo Arias, de que la historia se repite en espiral, sino que retroceden a la era antes de Cristo y prefieren la del emperador romano Julio César: ¡divide y vencerás!



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