En el Templo del Cielo
Si viaja China, uno de los lugares que no puede dejar de visitar es el Templo del Cielo. Hace pocos días pude concurrir junto a dos panameñas que realizan estudios en Beijing y colegas latinoamericanos que participan en un seminario. El sol era implacable, pero el lugar extraordinario.
Este es el mayor templo en el país asiático, construido entre 1,406 y 1,420 durante el reinado del emperador Yongle, responsable de la construcción de la Ciudad Prohibida, y está ubicada en el sur de la ciudad de Beijing.
Cuenta con una superficie de 237 hectáreas a lo largo de las cuales se ubican diferentes edificaciones que se utilizaban para rendir tributo al Dios del Cielo.
Estas edificaciones se dividen en varias secciones, el Quian Dian que viene siendo el Templo de las Rogativas y el de las Buenas Cosechas, que es un llamativo edificio circular de color azul que simboliza el cielo. El Altar Auricular que está construido con losas de mármol distribuidas en 9 círculos céntricos y se dice que es el lugar donde el Emperador realizaba sus sacrificios.
Otro de los edificios que compone este conjunto es la Bóveda Imperial del Cielo, y se utilizaba para guardar los elementos ceremoniales. Está rodeada por el Muro del Eco y produce efectos sonoros. El Salón de la abstinencia que es el edificio donde el Emperador pasaba la noche anterior a los rituales y es una pequeña reproducción de la Ciudad Prohibida.
En los predios del Templo del Cielo hay parques y áreas donde los chinos aprovechan para practicar bailes, Taichi y juegos de mesa, entre otras actividades.
El Templo del Cielo fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, en 1998. En el 2005 fue renovado.
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