Nacional - 30/12/23 - 12:15 PM

¿Panty amarillo o rojo? No se complique, use los dos. ¡Jajajajaj!

Chicas en busca, atiendan esto. Abrazar a alguien del sexo opuesto como saludo de Año Nuevo se considera auspicioso para el amor durante los siguientes 12 meses.

 

Por: Redacción / Crítica -

El fervor por la ropa interior amarilla se dispara como una moda hoy, un día antes de Año Nuevo, no solo en Panamá, en varios países de América Latina, se convierte en un amuleto para invocar prosperidad, amor y abundancia, compartiendo protagonismo con rituales arraigados como el consumo de lentejas o uvas en la medianoche.

En los bulliciosos pasillos del tradicional barrio Meiggs de Santiago de Chile, Gladys Leal y Jesica Silva se sumergen en el fervor de esta tradición vendiendo una variedad de ropa interior femenina y masculina.


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"Estas prendas atraen amor, suerte, dinero... ¡son un augurio para que el próximo año sea un éxito para todos!", exclama entusiasta Gladys, destacando la conexión del color amarillo con el rayo dorado, símbolo de abundancia y prosperidad.

En Chile, la tradición dicta que la ropa interior amarilla usada en la víspera de Año Nuevo debe ser regalada, y algunos sugieren usarla al revés para garantizar un año cargado de pasión.

Héctor Velis-Meza, autor del libro "La historia secreta de la Navidad y el Año Nuevo", explica que, aunque el amarillo ha sido asociado a la mala suerte, en este contexto simboliza el sol y su eternidad.

En México, Perú y Ecuador, la ropa interior amarilla también es símbolo de prosperidad, pero el rojo es preferido para atraer el amor. Mientras tanto, en Uruguay, Argentina y Brasil, la preferencia es iniciar el año con prendas rosadas bajo la vestimenta.

En Venezuela, estrenar todo lo que se lleve puesto es crucial para asegurar la buena fortuna.

Tradiciones compartidas -
En muchos países latinoamericanos, las lentejas son parte de la cena de Año Nuevo, al igual que las 12 uvas que se consumen con las 12 campanadas, cada una representando un deseo para el próximo año. También, aquellos que desean viajar dan un breve paseo a medianoche llevando consigo una maleta.

En Chile, abrazar a alguien del sexo opuesto como saludo de Año Nuevo se considera auspicioso para el amor durante los siguientes 12 meses.

En Uruguay, lanzar un balde de agua a la calle para purificar el camino del nuevo año y hacer volar trozos de calendarios viejos desde las ventanas son prácticas comunes.

Brasil, con sus profundas raíces en cultos como el candomblé y el umbandismo, ve a muchos vistiendo de blanco para realizar ofrendas a Yemanyá, la diosa del mar. En playas como las de Río de Janeiro, se lanzan rosas y gladiolos como símbolos de paz y prosperidad.

En países como Perú y Ecuador, la tradición de quemar muñecos que representan figuras impopulares tiene sus raíces en antiguas prácticas indígenas andinas, permitiendo a la gente liberar su ira hacia esos personajes.

En Ecuador, a medianoche, la gente sale con muñecos hechos de aserrín o papel periódico para quemarlos, golpeándolos con un cinturón para despedir lo negativo del año que termina y dar la bienvenida a la buena suerte.

Estas costumbres arraigadas en América Latina, transmitidas de generación en generación, provienen de culturas originarias y coloniales, mezclándose en una amalgama singular. "Muchas de estas tradiciones fueron importadas de Europa por los colonizadores", aclara Velis-Meza.

Por ejemplo, la práctica de consumir lentejas, proveniente de Europa, tiene como objetivo preparar el cuerpo para el invierno con una comida calórica.


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