Solo Venezuela tendrá peor caída económica que Panamá
Panamá se perfila como el país que tendrá el desplome económico más pronunciado en América Latina cuando termine 2020, y para poder salir de ese hueco habrá que cambiar drásticamente nuestro modelo económico, según las estimaciones del economista Marco Fernández.
Esta "reinvención de la economía", explica Fernández, es necesaria porque los factores que impulsaron el éxito económico de los primeros 15 años del Siglo XXI en Panamá, no ayudarán para salir del escenario Post Covid-19 que se avecina.
Las advertencias de Fernández se dan en medio de un diálogo nacional y multisectorial convocado por el gobierno de Laurentino Cortizo para crear un "Pacto del Bicentenario"; un intento de consensuar una hoja de ruta de desarrollo económico, social y político para los próximos años.
El quinquenio perdido de Varela
Fernández señala que igual como el Covid-19 golpea más duro a los pacientes con condiciones preexistentes, la Pandemia le ha caído a Panamá en una desaceleración económica que inició el 2014. Es este año cuando inició el gobierno de Juan Carlos Varela.
"Después de toda una década “ganada” en productividad general de la economía debido a una inversión pública de calidad y la expansión de la inversión privada en el sector manufacturero desde el 2005 al 2014, los cinco años siguientes hasta ahora los podemos catalogar como un “quinquenio perdido” porque cada año ha estado cayendo la productividad a una tasa de más del uno por ciento anual", fue el análisis de Fernández.
Construcción y comercio
En su escrito, el economista detalla los pilares que sostuvieron el crecimiento del país durante las 2 primeras décadas de este siglo.
"La percepción de que la economía panameña está muy vinculada a los mercados internacionales no es cónsona con la realidad de las cuentas nacionales; en realidad, la estructura de la economía muestra que durante los últimos veinte años dos actividades han sido las más dinámicas en generar la demanda interna: la construcción tanto pública como privada y el comercio al por menor", explica.
"Estos dos sectores, junto con otras actividades conexas como los servicios de corretaje de bienes raíces, el valor imputado de la propiedad, apoyados por el financiamiento interino a la construcción representaron a fines de 2019 alrededor del 60%del PIB, cuando en el año 2001 significaban menos del 9%".
Una nueva receta
"Antes de la pandemia, los pronósticos para el 2020 no eran muy optimistas", cuenta el economista. "Los sectores de producción como la construcción y el comercio al detal, que habían sido los motores de crecimiento desde 2001, ya habían estado en franca caída durante los últimos cinco años porque los factores económicos en que se habían basado, tales como la deuda privada y las tasas de interés bajas, se estaban agotando".
En este punto, Marco Fernández recalca la idea que deben meterse en la cabeza los participantes en el diálogo por el Bicentenarnio: "Lo que nos trajo desde el comienzo del siglo XXI al día de hoy, no nos va a sacar de la situación en que estaremos después de la pandemia".
En la actualidad, detalla Fernández, el consenso de los analistas de crédito, de las calificadoras de riesgo y de varios "Think Tanks" especializados, es que Panamá tendrá el peor desplome económico de América Latina a final del 2020, con la única posible excepción de Venezuela.
El peor pronóstico (una caída del 13% del Producto Interno Bruto) lo tienen JP Morgan, la firma panameña Indesa y The Economist Intelligence Unit. En tanto, el Ministerio de Economía y Finanzas proyecta 10% y el Fondo Monetario Internacional (FMI) pone la caída en 9%.
"Para 2021, las estimaciones oscilan alrededor del 7 por ciento gracias al natural “efecto rebote”, a las perspectivas de un ambiente internacional más dinámico y al desarrollo de la minería de cobre", detalla.
Para Fernández, el "agotamiento del modelo de crecimiento hacia adentro debe sustituirse por uno más competitivo internacionalmente, empleando recursos humanos especializados y promoviendo una innovación permanente".
"Las ventajas existentes de una economía dolarizada, de beneficios tributarios y leyes especiales que crearon enclaves en el país deberán ceder el paso a la innovación de procesos en la manufactura y la agroindustria que complementen lo que se espera de la minería de cobre y de un posible despegue del turismo".
Agrega Fernández que la reinvención de nuestra economía no implica cerrarla sino abrirla más, insistiendo en que: "el aumento de la productividad no es sostenible basado solamente en inversiones públicas en infraestructura e inversiones privadas en construcción de espacios de oficinas, viviendas de lujo y centros comerciales".
El acervo de metros cuadrados sin ocupar equivale a más de cinco años de la demanda en tiempos normales, destaca el informe.
El endeudamiento privado entrará en un proceso de retracción por el alto nivel de desocupación post-pandemia y los incrementos en el costo del crédito otorgado a las personas y a las empresas por las razones expuestas previamente. Las inversiones públicas se contraerán por debajo del nivel relativo que tenían antes de la pandemia. Además, el impulso minero se dará sólo en 2021 cuando se llegará posiblemente a la capacidad máxima de explotación.
"Ojalá el gobierno, los empresarios y la población hayan aprendido que el desempeño del pasado, que tan buenos indicadores económicos produjo en su momento, no se va a repetir a menos que el país se embarque en una nueva senda realista, sensata y efectiva en términos productividad factorial y de bienestar social", destacó.
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