El volcán Barú, punto más alto de todo el territorio nacional, no es un volcán dormido. Así lo reveló a “Crítica” Arkin Tapia, funcionario del Instituto de
Jorge Gutiérrez Sanjur / Crítica El volcán Barú, punto más alto de todo el territorio nacional, no es un volcán dormido.Así lo reveló a “Crítica” Arkin Tapia, funcionario del Instituto de Geociencias (IGC) de la Universidad de Panamá (UP).
Tapia señaló que hay más equipos sismológicos en el volcán, que permiten monitorear todos los ruidos que se generan dentro de su estructura, sin que esto signifique alerta alguna para la población.
Actualmente, estos ruidos no representan peligro.Contó que se mantiene una antena GPS que detecta el mínimo cambio en la topografía del volcán.Estudios hechos en conjunto con el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS por sus siglas en inglés) determinaron que la actividad en el coloso de Barú se da cada 450 a 500 años, por lo que “nos hemos visto obligados a declararlo activo”.
Su última actividad se registró hace unos 400 años y se tienen registros de actividad en el sitio de los años 1600, indicó y aclaró que un volcán se declara inactivo cuando no ha tenido actividad en unos 10 mil años.No hay que alarmarseA pesar de la declaración de actividad del volcán Barú, Tapia dejó claro que tienen todos los equipos para detectar -en caso de darse- con muchos meses de anticipación una actividad de este accidente geográfico que represente peligro para los pueblos circundantes.
Sin embargo, estudios realizados señalan a Cerro Punta y a la comunidad de Volcán como los más afectados en caso de darse una erupción, sin dejar a un lado a parte de la ciudad de Boquete.Estas afectaciones serían por cenizas y por rocas incandescentes.Si llueve, explicó Tapia, se formarían ladares que llevarían rocas, restos de árboles y otros desechos a través de los ríos, llegando a localidades tan lejanas al volcán como Dolega y Concepción.