Caso Lavitola
Todas las actuaciones de los organismos encargados de investigar y sancionar los delitos están basadas en el llamado principio de legalidad, que incluso tiene rango constitucional, creado precisamente para evitar la arbitrariedad y las conductas abusivas de la autoridad.
Igualmente, en lo que parece un aquelarre jurídico, estos candidatos amenazan a los 4 vientos, sobre la creación de “fiscalías especiales para investigar” situaciones que ya fueron sobreseídas por la máxima instancia del Organo Judicial, en un fallo unánime, donde no hubo salvamento de votos de magistrados designados por el gobierno de Martín Torrijos.
Los principios universales del Derecho Penal, prohíben la creación de tribunales y organismos de investigación ad hoc para perseguir a los asociados, como pretenden quienes hablan de crear estas fiscalías imaginarias, que a la postre tampoco pueden, porque tendrán que investigarse ellos mismos por sus acciones y omisiones pasadas.
En lo que respecta al cacareado caso Lavitola, las autoridades del Ministerio Público remitieron varias peticiones de asistencia judicial a Italia, se enviaron agentes de instrucción a conversar con lo Fiscales encargados de la investigación en Roma y Nápoles y no suministraron información alguna que involucre a funcionario panameño alguno. A la fecha de efectuar la instrucción sumarial, tampoco se había realizado desembolso alguno de Panamá por las compras de equipos a Italia, -que supuestamente originaron el pago de sobornos- y que en todo caso fueron financiados con préstamo de un banco norteamericano.
En torno al caso italiano sin duda hay toda una novela. Primero la especulación era que se pagó soborno por cárceles que no se compraron, como eso falló, luego se inventaron reuniones secretas entre Martinelli y Lavitola estando éste bajo arresto domiciliario y sometido a videovigilancia, pero como también se desmintió, ahora el cuento es el soborno por las compras de Finmecanicca.
Habrá que darle tiempo al tiempo, lo malo de todo esto, es que se dañan reputaciones y los responsables luego no tienen la hidalguía de reconocer sus errores.