¿Puede haber algo más hermoso que la sonrisa de una chiquilla de seis años? ¿Y más cuando nos muestra un diente "de leche" que ella misma se
Milcíades Ortíz / Catedrático ¿Puede haber algo más hermoso que la sonrisa de una chiquilla de seis años? ¿Y más cuando nos muestra un diente "de leche" que ella misma se sacó? Añada que entre risa dice que lo dejará bajo la cama para "que el ratón le dé dinero"..
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Los tres adultos que disfrutamos de ese espectáculo en Volcán hace días, dejamos a un lado la charla de la situación económica y política del país.Estuvimos de acuerdo con que hay que evitar que los niños pierdan esa "magia" de sus pocos años, cuando sus mentecitas están llenas de sueños y fantasías.De inmediato nos fuimos por "el túnel del tiempo" y señalamos cómo era eso de sacarse los dientes unos sesenta y más años atrás.
Entre risas recordamos que los adultos amarraban hilo al diente "flojito" y el otro extremo a una puerta.Había padres que simplemente daban un tirón al hilo ante los lloriqueos del niño flojo.
Algunos pelaos valientes se sacaban ellos mismos el diente.Eso de la "plata del ratón" por el diente eliminado no lo disfrutaron todos los niños del país.En ciertos hogares podría haber ratones...¡pero no plata!Aparte del ratón platero mencionamos el embrujo de las Navidades.Dos madres insistieron que hubiesen querido que sus pequeños siguieran por años las fantasías del Niño Dios y Santa Claus.Con tristeza recordé cuando mis padres me confesaron el "secreto" de los juguetes bajo el árbol navideño.Pensé en las horas que mi hermano Orlando y yo pasamos ocultos en la sala ¡esperando sorprender a Santa Claus!Mi mente de sociólogo también pensó en aquellos niños que no tienen navidades ni ratones que cambien plata por dientes.En muchos hogares en Navidad "no llega Santa Claus" porque se le "olvidó el número de la casa".Los niños se lamentaban porque no les trajeron "lo que querían", se les decía: "Este año Santa Claus está pobre".También había "magia" en los cuentos que los adultos decían a sus pequeños.La sonrisa de un chiquillo que se imaginaba que era el Príncipe, o la niña que en su mente se convertía en Cenicienta, ya se ven poco.Los padres no tienen tiempo para contar cuentos,..o los niños los ven en la TV y el cine ¡a todo color!No seguimos conversando de la situación del país y más de uno suspiró de nostalgia....