Infiernillo político
Bueno, bueno, cuando las elecciones afectan las posibilidades de candidatos que se pensaban triunfadores por contar con un partido mayoritariamente en membresía y una supuesta solida oposición
Bueno, bueno, cuando las elecciones afectan las posibilidades de candidatos que se pensaban triunfadores por contar con un partido mayoritariamente en membresía y una supuesta solida oposición para enfrentar al candidato oficialista, la estrategia cambia constantemente tratando de afianzar un repunte para atraer el voto que se le escapó o plantear situaciones desestabilizadoras.
Por cierto que en nuestro próximo torneo electoral, mientras la candidatura oficialista mantiene su opción, la dividida oposición busca por un lado bajar al otro candidato opositor (caso Navarro con Varela) o plantear el cambio de ambos por una tercera que no necesariamente representaría unir a todos los electores de oposición o indecisos.
De paso, esto también significaría la disminución en el panorama político de las fuerzas del PRD como del panameñismo y la duda de si pudiera llegar a afectar las demás instancias del poder, alcaldías, corregimientos, pero sobre todo, asamblea.
De allí que se abre el camino a la inestabilidad con el objeto de degradar el poder Ejecutivo y buscar la solución a través de una constituyente, que permita la colocación de sus fichas.
Sin embargo, se trata de un juego peligroso que pudiera hacer surgir a las fuerzas nacionales o foráneas como aquellas surgidas en el año 1989.
Por lo pronto, la bola respecto de la posible violación constitucional de la reelección del presidente para quitar la opción al candidato del CD no prosperó y se cambió a la violación constitucional del presidente de la Corte Suprema de Justicia para destituirlo y así iniciar una embestida contra ese poder del estado, a fin de convulsionar al país buscando una solución de fuerza.
Esto tampoco ha calado en la opinión pública, por lo que la carga se vuelca ahora sobre la policía para crear un clima de desconfianza hacia esa fuerza de poder que podría garantizar la estabilidad e impedir la posibilidad de un golpe, independientemente del origen del mismo.
En el contexto a este panorama algo es cierto.
Ninguna de las figuras que han salido al ruedo para contar con el favor del electorado tiene la fuerza política que constituya un gobierno estable, con el cual queda abierto el camino de la desestabilización.
Quien fuera presidente del PRI mexicano en el convulso 1968 en ese país, Alfonso Martínez Rodríguez expresó, a raíz de la situación mexicana: los buenos políticos no son los que resuelven los problemas, sino quienes saben crearlos.
Bueno, eso es todo por hoy, pero tranquilos que el próximo jueves habrá más.