¿Por qué hay tantos viejos?
Si decimos que el alma no envejece, que estamos hechos a imagen y semejanza de Dios y nuestro destino es la eternidad, y que se vive “por
Si decimos que el alma no envejece, que estamos hechos a imagen y semejanza de Dios y nuestro destino es la eternidad, y que se vive “por dentro” plenamente sin importar los años cumplidos, ¿por qué hay tantos viejos? Antes de responder a esta pregunta, sería bueno recordar algunas figuras célebres que nunca se consideraron viejos y trabajaron intensamente después de los 80 años, aunque el cuerpo no respondiera como a los 40. Jefes de Estado como Adenauer en Alemania, Churchill en Inglaterra, Franco en España; los inspiradores Gandhi y la beata Teresa de Calcuta en la India; el beato Juan Pablo II; otros como los pintores Miguel Ángel y Picasso; músicos como Casal, Segovia, Fallas, Lara. Los hay en todas las profesiones. Sabemos de admirables “centenarios” que siguen relativamente activos en su vida. Usted conoce algunas personas que después de los 80 siguen trabajando, ilusionados en el cumplimiento de sus metas. Podrían ser más, pero la gente se “programa” mentalmente para ir deteniendo el proceso de recuperación de energía porque creen falsamente que llegado el tiempo de “adulto mayor” ya tienen malamente que envejecer, gastarse, inmovilizarse y morir.
Salvo casos genéticos y condiciones físicas provocadas por enfermedades que vienen de “afuera” causadas por bacterias, virus, etc., los accidentes mortales y actos de violencia, el cuerpo humano está diseñado para responder con vitalidad muchos años y cada vez crece más el promedio de vida, gracias a la mayor higiene personal y colectiva, avances de la medicina y sana alimentación. Añadiríamos: el ser humano está rompiendo el mito mental y cultural de que ya uno es viejo después de los 70 y empieza a ser “un pobre viejo”. Esto es falso desde el punto de vista espiritual, psicológico y médico.
La cuestión de la vejez tiene que ver sobre todo con el cansancio mental y emocional, que va consumiendo a la persona, haciéndole perder energía física. Este cansancio tiene relación con frustraciones, acumulación de sufrimientos, angustias y temores. Las personas que no hacen una “limpieza” (purificación) periódica en su alma van guardando en su memoria, algunas veces de manera obsesiva, recuerdos tristes del pasado, rencores y miedos.