Opinión - 08/12/13 - 01:38 AM

Recuerdo de la infancia

El artículo a continuación lo redactó el 8 de junio de 1975 Ricardo A. Pardo en La Estrella. Son recuerdos de la infancia ¡Qué agradables

Por: -

José Morales Vásquez / Investigador de Arte


El viejo casco de la ciudad se distinguía por los lujosos almacenes, Joyerías, un comercio vivo. Por la distinción de las familias cultas y decentes que en ese sector residían.

El artículo a continuación lo redactó el 8 de junio de 1975 Ricardo A. Pardo en La Estrella.

Son recuerdos de la infancia ¡Qué agradables aquellos tiempos a raíz de la República! Nos habíamos separado de Colombia.

El primer gobierno constitucional fue presidido por el doctor Manuel Amador Guerrero. Luego vinieron los de Obaldía, Porras, Valdés, Chiari y los subsiguientes.

En los primeros años de la separación, todavía quedaba el Batallón Colombia y su banda de música dirigida por don Santos Jorge.

Retretas en el parque de la Catedral y en otros lugares. Recorrido de la Plaza de Armas de Chiriquí hacia la Presidencia de la República para entonar el Himno Nacional.

Los domingos, don Santos Jorge seguido de sus subalternos se encaminaban hacia la Iglesia de la Catedral para amenizar las misas.

Se habían iniciado en 1904 los trabajos de la construcción del canal por los americanos.

Trabajadores de distintos países, jamaiquinos en su mayoría, españoles, italianos, martiniqueños, barbadienses, colombianos, y centroamericanos. Un hervidero de trabajadores extranjeros que crearon un ambiente exótico.

Paralelamente a los trabajos en la apertura de la vía interoceánica en la ciudad de Panamá, comenzaron los obreros bajo el mando de los americanos la construcción de las calles y avenidas, e instalaron las alcantarillas, el alambrado eléctrico, el acueducto, los servicios sanitarios, revistiendo de nueva fisonomía la ciudad fundada por Gonzalo de Córdoba.

La transformación del viejo casco le dio nueva tónica a la capital.

Los trabajadores jamaiquinos y barbadienses, sobre todo, durante el tiempo de sus labores cantaban y pregonaban sus costumbres.

Se les veía sudorosos. Por todas partes surgían los restaurantes. Magníficas y excelentes comidas. Con pompa y regocijo se celebraba durante los días 1, 2, 3 y 4 de noviembre.

Eran los primeros años de la independencia de 1903. Don José Francisco de la Ossa, por entonces alcalde del distrito, encabezaba las cabalgatas, acompañado de distinguidos personajes.

“En la Plaza de El Triunfo”, - hoy Plaza de Herrera-, se celebraban las corridas de toros y los juegos de cucañas, palo ensebado, cántaros con agua de añil, artefactos con moneditas de oro de cinco y diez dólares, repartos de vino, ponche y emparedados en la casa conocida por El Club, situada en calle octava.

En los alrededores de la improvisada Plaza de Toros, la gente con sus disfraces multicolores bailaban al son de las piezas musicales de la época.

Danzas y danzones, para luego por la noche trasladarse a los parques de la Catedral y Santa Ana, donde se divertía la gente del pueblo en medio de los cohetes, voladores, buscapiés, triquitraques, bailando a sus anchas.

Recordamos el cornetín Ariza y a Loreto, músicos muy queridos de los elementos populares, sobre todo al primero que con sus toques en las corridas de toro animaba con su “tara-ri-tatari”– a los aficionados de la fiesta brava.

Era una época romántica, de la Patria Boba. Época en la que el pobre y el rico convivían sin ninguna diferencia de clase. Podría decirse que familiarmente.

El viejo casco de la ciudad se distinguía por los lujosos almacenes, joyerías, un comercio vivo. Por la distinción de las familias cultas y decentes que en ese sector residían. Por la limpieza y el ornato de la ciudad. Por la forma adecuada en el vestir de las personas.

Por las maneras amables en el trato. Era el Panamá de los trajes empollerados, del paño tradicional de la época.

En fin, todo lo que dejamos relatado correspondía a las costumbres de aquellos tiempos iniciales de la República.

Tiempo de los coches y “boguin”, de las carretas, de una ciudad que superaba su condición de aldea grande que limitaba con el histórico Puente de Calidonia donde se libró a principio de siglo el combate entre liberales y conservadores que lleva ese nombre.

Se ha hablado tanto de los gringos que quitándoles sus injusticias y sus arbitrariedades hay que reconocer su contribución poderosísima en el cambio material y social del país. Sobre todo, en cuanto a lo que se refiere a sanidad.

Continuamos el próximo domingo recordando los primeros años de la República.

La página Rescate del Olvido quiere felicitar a todas las madres en su día y desearles muchas bendiciones y una feliz Navidad.


EDICIÓN IMPRESA

Portada Diario Crítica

 taboola sidebar con csss

 


 

Taboola Side bar