Recientemente leí sobre un estudio realizado en tres grupos de personas. Un grupo discutió sus problemas personales y después se fue directamente a casa. El segundo grupo,
Por: Yehuda Berg / Recientemente leí sobre un estudio realizado en tres grupos de personas.Un grupo discutió sus problemas personales y después se fue directamente a casa.
El segundo grupo, después de discutir sus problemas, revisó los errores que cometieron y que provocaron esas pobres decisiones.
El tercer grupo, en lugar de lidiar con el pasado, miró hacia adelante e hizo el compromiso de actuar de manera diferente en el futuro.A cada grupo se le pidió que repitiera este proceso por cinco minutos al día.Así que, un grupo no tenía herramientas, uno miró hacia atrás y el otro miró hacia adelante.
¿Cuál crees que tuvo más éxito?Muchos de nosotros podríamos pensar que fue el grupo que vio hacia adelante, pero quizás te sorprenda saber que hubo una mejoría significativa en el grupo que miró hacia atrás y rastreó sus errores.Poner un pie delante del otro no necesariamente garantiza que todo mejorará, en especial si no estás transitando un camino que vaya de acuerdo a tu mejor interés.
El estudio nos muestra un imrtante principio espiritual: Si queremos que las cosas mejoren, es importante no sólo descubrir nuestros errores, sino encontrar por qué los estamos cometiendo.Entonces podemos hacer el verdadero trabajo para cambiar.Todos tenemos comportamientos autodestructivos que nos llevan a tomar las mismas decisiones.No hay ninguno de nosotros sin tendencias hacia el egoísmo, la gratificación instantánea, la flojera...todas esas cosas que evitan que experimentemos más éxito y realización en nuestras vidas.A veces para seguir adelante, primero tenemos que ver hacia atrás.Cuando descubrimos la razón de nuestro comportamiento negativo, tenemos una mejor oportunidad para cambiarlo.