Una solución al estrés
Estamos inmersos en una carrera vertiginosa hacia la aniquilación personal con tal de que se salve el negocio, adquiera uno más fama o prestigio o,
Estamos inmersos en una carrera vertiginosa hacia la aniquilación personal con tal de que se salve el negocio, adquiera uno más fama o prestigio o, inclusive, dejemos a la familia asegurada económicamente. Se paga un precio exorbitante por tener y vencer: el de la salud emocional y física que queda tirada en el camino. Soluciones: ejercicio físico, una dieta saludable, evitar bebidas alcohólicas, dormir más horas, salir al campo, tener sanas distracciones, ocupar más tiempo con la familia, cultivar amistades. Todo eso está bien, pero hoy le presento lo que podría ser lo medular para pacificar su alma: “Recogimiento”. ¿Y qué es eso?
RECOGIMIENTO es estarse dentro de uno mismo y contemplar el misterio divino que lo abraza y lo inunda a uno con su amor infinito. Es apartarse para encontrarse; es hacer silencio para poder oírse; es refugiarse en el “monasterio interior” donde encontramos al Divino Señor y entablar una relación de amor con quien es el Todo para nosotros. Hay que recogerse, internarse en el “castillo interior donde hay varias moradas” e incursionar esas etapas del crecimiento espiritual, dejando apegos y deseos desordenados, sacrificando cosas buenas por lo mejor y así estar dispuestos a contemplar el misterio del Amor Divino que está dentro de nosotros. Recogerse es buscar integrar los “pedazos” partidos por emociones descontroladas por el temor y rencor y, desde allí, ir sanando, purificando el alma, para encontrar la presencia silenciosa del que Todo lo Es y lo puede y así recuperar la armonía perdida.
EL GRAN MAL DE NUESTRO TIEMPO está en que todo conspira para que no entres en ti mismo; una cultura llena de ruidos, distracciones, exceso de información, tensiones y conflictos, preocupaciones obsesivas y mucha superficialidad. Mucha gente vive alienada, “fuera de sí misma”, enfocada toda su atención en lo exterior. Para vencer este estrés que nos está matando, “hay que recoger el corazón, recoger todo nuestro ser bajo la moción del Espíritu Santo, habitar la morada del Señor que somos nosotros mismos, despertar la fe para entrar en la presencia de Aquel que nos espera, hacer que caigan nuestras máscaras y volver nuestro corazón hacia el Señor que nos ama, para ponernos en sus manos como una ofrenda que hay que purificar y transformar”, (Catecismo de la Iglesia Católica).
Quien “se recoge” continuamente baja sus niveles de estrés, ya que pone todo en su lugar: las cosas del mundo son relativizadas, las preocupaciones y angustias apaciguadas y la paz que da el Señor inunda el alma porque Dios se hace su Señor, el más importante y con él es invencible.