El país vio por primera vez el pasado viernes cómo serán las unidades del Metrobus, el nuevo sistema de transporte masivo que reemplazará a los infames "Diablos Rojos" en la ciudad capital.
El proceso de transición del nuevo al viejo sistema inicia en diciembre próximo en el Corredor Sur. Ya la Autoridad del Tránsito sacó el cálculo de cuánto será necesario desembolsar para indeminzar a los propietarios de los 1, 100 buses que actualmente cubren las rutas de la capital. Nada menos que 100 millones de balboas.
Esto seguramente no suena justo para los familiares de todas las víctimas de los Diablos Rojos, ni para quienes hayan sufrido accidentes por causa de conductores irresponsables. Pero la actual transición hacia un sistema que se espera sea más humano y profesional, era absolutamente necesaria. Los ciudadanos de la capital, al igual que nuestros visitantes, se merecen algo mejor a la hora de transportarse.
Está claro que la eliminación de los Diablos Rojos no acaba con el infierno que es el transporte en la ciudad capital. La red vial está sobresaturada de vehículos, y la distribución alargada de la capital, junto con su expansión carente de planificación urbanística, no hace más que agravar el problema.
El plan de reordenamiento vial del Ministerio de Obras Públicas, junto con el proyecto del Metro, complicarán un poco más las cosas durante al menos tres años. A partir del próximo año hasta probablemente el 2014, los capitalinos tendrán que armarse de paciencia para poder aspirar a mejores días en el transporte.