El verdor y la quietud que rodea la cuenca hidrográfica del Canal de Panamá contrastó con el andar rudo de uniformados cargando pesados armamentos bélicos.
A pocos minutos de la ciudad capital la selva se convirtió en un campo de sobrevivencia para más de un centenar de cadetes que aspiran a formar parte de la institución de seguridad pública.
El viernes en la mañana se inició la caminata de 10 kilómetros que incluyó los senderos del Parque Nacional Soberanía (Camino de Cruces), por donde hace cuatro siglos los colonizadores españoles pasaron para mercadear el oro y otros productos, pero en esta ocasión, las 4 horas y 20 minutos que tomaron los agentes en surcar el área, fueron una odisea. Más atrás los seguían periodistas.
A las 7: 00 a.m. el director de la Policía Nacional, Gustavo Pérez, dio la orden de partida para el recorrido al primer grupo que siguió a orillas de la carretera hasta la entrada de Gamboa, y con ellos los efectivos de Fuerza Especiales. La risa inicial se les congeló a los invitados cuando se enfrentaron a las inclemencias de la selva.
En los primeros 500 metros el pelotón de 134 aspirantes a policías de la promoción 52 de la Academia de Policía (ACAPOL), entre ellos 22 mujeres, lanzaban gritos de júbilo, mostrando una condición física incansable, luciendo el uniforme de cadetes: jeans, suéter negro, gorra negra, botas, una mochila y sosteniendo en ambas manos el fusil de asalto M-16.
Con energía esquivaban los charcos de los fuertes aguaceros y las piedras.
Monte adentro, el canto de las aves se confundía con los gritos del pelotón. Los rayos del sol apenas atravesaban los árboles coposos. El trayecto era identificado por placas informativas.
En el kilómetro 5, el Jefe de la Policía ordenó un breve descanso para esperar a los rezagados, mientras el calor de la selva tropical-húmeda hacía su trabajo sofocante, �Y los mosquitos ahí!
Con la llegada del personal de la Autoridad Nacional de Ambiente se inició la segunda etapa.
Otro panorama
El camino se convirtió muy difícil: prevalecía el lodo y las piedras colocadas sobre la ruta donde hace cientos de años caballos, guiados por esclavos, hacían la travesía con el oro que cruzaba de océano a océano.
Los árboles con enormes espinas caracterizan la ruta. Algunos están señalados para advertir al caminante del peligro.
Los agentes sortearon los obstáculos demostrando vitalidad, no así los acompañantes que tenían que ser esperados de tramo en tramo.
"�Cuándo llegamos?", era la pregunta necia de los acompañantes sudorosos, cansados, sucios.. pero los agentes no mostraban fatiga. Y entre tropezones siguieron a la tropa que llegó al kilómetro 8.5.
Como parte del programa de entrenamiento, los cadetes atravesaron la zona boscosa.
Muchos de los aspirantes a policías son muchachos humildes campesinos que sueñan con servir a la Patria.
Los escoltas y altos oficiales que acompañaban la caminata mostraban sus condiciones físicas animados por anécdotas del Director de la Policía Nacional.
De pronto corrió la voz que faltaba un cadete, por lo cual se armó una comitiva de rescate con las Fuerzas Especiales y paramédicos, mientras el resto avanzaba en silencio atravesando la llamada "Cueva del oso" caracterizada por charcos y rodeada por la selva vigilante, en fila, uno detrás de otro.
Llegaron al kilómetro 10 y visualizaron el río Chagres. Los cadetes armaron el fogón para preparar la comida: arroz y tuna acompañado con jugo de manzana.
El humo se encargó de ahuyentar a los mosquitos.
El menú fue servido por orden de jerarquía: periodistas, oficiales y cadetes. Estos últimos con disciplina de formación.
Luego del almuerzo, el entrenamiento para los cadetes continuó: cantos, trotes, saltos.. la condición física era indiscutible.
Poco rato después se levantó el sitio de descanso y se enrumbó el campamento hacia la comunidad Ellapurú Emberá, al otro lado del Chagres, donde pernoctaron para continuar el entrenamiento que culminó el sábado.