Psicóloga drogó, mató y descuartizó a su pareja por celos
Este horrendo crimen pasional tuvo lugar días después de que la asesina encontró en el teléfono celular de su pareja unos mensajes algo comprometedores que la hicieron sospechar que él le era infiel.
En noviembre próximo se cumple un año más desde que en 2014 la psicóloga, María Alejandra Lafuente Casco, drogó a su pareja con benzodiacepina, para luego asesinarlo con un arma blanca y descuartizarlo con ayuda de una motosierra, hecho que hace 7 años estremeció a los habitantes de la colonia Roma, ubicada en ciudad de México.
Según reportaron medios locales mexicanos, este horrendo crimen pasional tuvo lugar días después de que Lafuente Casco encontró en el teléfono celular de su pareja, Allan Carrera Cuellar, unos mensajes algo comprometedores que la hicieron sospechar que él le era infiel, y al parecer desde entonces ella planeó como matarlo.
La mujer, que ya había intentado asesinar a su pareja en el año 2011, apuñalándolo en el estómago, hecho del que salió bien librada, ya que argumentó que actuó en defensa propia, porque supuestamente Carrera Cuellar la golpeaba, al parecer en esta ocasión esperaba ocurriera lo mismo, pues tras cometer el crimen se internó en un clínica psiquiátrica aduciendo que sufría supuestos problemas mentales.
Pero la psicóloga, que luego de descuartizar a su pareja, metió las partes en bolsas negras y las dejó abandonadas en diferentes calles de ciudad de México, al parecer no contó con que los investigadores allanarían el apartamento en donde ella vivía con la víctima, pues ella había estado enviando mensajes de texto con el teléfono celular de Carrera, mientras ella estaba en la clínica psiquiátrica, para despistarlos.
Durante la diligencia, las autoridades mexicanas encontraron en el apartamento de Lafuente la cabeza y las manos de Carrera Cuellar metidas en bolsas negras de basura, y también la motosierra que utilizó para descuartizarlo.
LEE TAMBIÉN: TODAS NUESTRAS NOTICIAS AQUÍDurante dos años de batalla legal, la mujer se mantuvo internada en la clínica psiquiátrica y evitó ser enviada a una cárcel, a pesar de que durante un juicio fue declarada culpable por homicidio y por un delito contra el respeto a los cadáveres o restos humanos, pero en 2016 las autoridades mexicanas lograron que un juez la declarara competente e impusiera una pena de 46 años y medio de prisión.