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Prisión

La cárcel de Robben Island era un lugar notorio porque de allí nadie escapaba.

Según relatos, los guardias recibían a los nuevos prisioneros con las palabras: "Esta es la isla, este el lugar donde vas a morir".

A pesar de la dureza de las condiciones en Robben Island, las convicciones de Mandela sobre su lucha política lo mantuvieron a flote.

Según recordó años después, "cuando nos enviaron a la cárcel, teníamos el sentimiento de que nosotros éramos los victoriosos, y que el verdadero acusado era el gobierno.

Eso nos ayudó a sobrevivir".

Mandela fue elegido por los otros prisioneros portavoz del grupo, y aún en la cárcel, mantuvo su aire de dignidad y cortesía, como recuerda su abogado George Bizos.

"En una visita, lo trajeron a la sala donde nos reuníamos con los presos.

Llegó escoltado por dos guardias delante, dos a cada lado y dos detrás.

Lo increíble de Mandela es que nunca se comportó como un prisionero.

Caminaba con la frente en alto y era él quien marcaba el paso a los escoltas.

Cuando llegó me dijo en broma: George, permíteme que te presente a mi guardia de honor.

Al menos uno de los policías no pudo esconder una sonrisa".

En su celda, hoy en día una atracción turística, Mandela escribió: "En prisión uno está frente a frente con el paso del tiempo.

No hay nada más aterrador".

Con los líderes del CNA en la cárcel, fueron los niños y jóvenes de los poblados negros lo que mantuvieron viva la lucha contra el apartheid.

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