Japón propone liberar agua de Fukushima al aire o al mar
Algunos expertos del comité pidieron que se preste más atención al impacto sobre la comunidad local, que ya ha visto su imagen empañada por filtraciones accidentales y la posible liberación del agua.
El Ministerio japonés de Economía e Industria propuso el lunes la liberación gradual o evaporación de gran cantidad de agua procesada pero aún radiactiva almacenada en la central nuclear de Fukushima, que fue devastada por un tsunami.
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En su propuesta a un grupo de expertos, el Ministerio redujo por primera vez las opciones disponibles a esas dos posibilidades. El objetivo era resolver un creciente problema para el gestor de la planta, que se está quedando sin espacio de almacenaje, pese al temor a una reacción pública negativa. La propuesta preliminar aún debía debatirse.
Casi nueve años después de las fusiones de núcleo en tres reactores de la planta Fukushima Dai-ichi, el agua radiactiva sigue acumulándose por el empleo de agua para refrigerar los núcleos de los reactores dañados. Esa agua se almacena en tanques para evitar que termine en el océano y otros entornos.
Un comité del gobierno lleva años debatiendo cómo gestionar la crisis y tranquilizar a pescadores y vecinos, que temen posibles efectos en la salud si se libera el agua radiactiva, así como daños a la imagen y la industria pesquera de la región.
En su propuesta del lunes, el Ministerio sugería una liberación controlada de agua al Pacífico, permitir que el agua se evaporase o una combinación de los dos métodos. El gobierno señaló que el vertido controlado al mar era la mejor opción porque permitiría “diluir y dispersar de forma estable” el agua de la planta, y podía supervisarse de forma adecuada.
Los expertos que han inspeccionado la central, incluidos los del Organismo Internacional de la Energía Atómica, han respaldado de forma reiterada la liberación controlada del agua en el mar como única opción realista.
Algunos expertos del comité pidieron que se preste más atención al impacto sobre la comunidad local, que ya ha visto su imagen empañada por filtraciones accidentales y la posible liberación del agua.
“Un vertido al mar es una opción realista a nivel tecnológico, pero su impacto social sería enorme”, dijo Naoya Sekiya, socióloga de la Universidad de Tokio y experta en desastres e impacto social.
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