La democracia de El Salvador resiste al virus
El virus ronda, se ha cobrado la vida de más de 1.800 personas, pero ataviados con mascarillas y bautizados con alcohol, los salvadoreños salieron este domingo a votar en unas elecciones atípicas, marcadas por la lentitud, el retraso y revestidas de una importancia poco dada a los comicios de medio término.
El atraso en la entrega de las acreditaciones del Tribunal Supremo Electoral (TSE) a miembros del partido oficialista Nuevas Ideas (NI) para integrar las mesas receptoras de votos habría frenado la apertura de los 1.595 centros de votación, en algunos casos por más de dos horas.
A fuera de estos centros, según pudo constatar Efe, se concentró la gente utilizando mascarillas, pero sin guardar la distancia adecuada por el creciente número de votantes o por los espacios reducidos.
El virus y la espera no amilanó a decenas de abuelos que, de la mano de sus hijos, en sillas de ruedas, con muletas o apoyados en bastones, aguantaron hasta votar.
Botellas con alcohol, doble mascarilla, gafas y caretas protectoras sustituyeron a las tradicionales vinchas, banderas y camisas de los partidos entre la población.
A la entrada de cada centro se tomaba la temperatura, se aplicaba alcohol en las manos y los pies pasaban por una alfombra descontaminante.