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Multitudinaria manifestación en Chile por demandas sociales
Analistas consideran que difícilmente el gobernante, de 69 años y en su segundo mandato logre calmar al país con sus anuncios.
Un día después de anunciar medidas para mitigar la crisis social más grave en 30 años de democracia, el gobierno del presidente chileno Sebastián Piñera no lograba contener el miércoles el descontento masivo.
Decenas de miles de manifestantes, alzando banderas chilenas y al grito de “¡Chile despertó!”, se congregaron en una plaza del centro tras choques con la policía.
El estallido social en las calles, alimentado inicialmente por una suba en las tarifas del metro y que se extendió a viejas demandas por mejores condiciones de vida y en contra de la desigualdad, ha causado la muerte de al menos 18 personas, según el más reciente balance divulgado por el gobierno, mientras surgen señalamientos de presuntos abusos de derechos humanos cometidos por agentes del Estado.
La víspera, Piñera anunció una serie de medidas con leves mejoras a las pensiones e ingresos de los más pobres en un esfuerzo por frenar la crisis. Sin embargo, el miércoles se reanudaron las multitudinarias movilizaciones en el centro de la capital y otras regiones en medio de una huelga general convocada por la principal central de trabajadores.
Las protestas, que llevan seis días, degeneraron en violencia, destrucción de estaciones del metro, incendios en edificios y saqueos en la capital y otras regiones del país.
A pesar de que Piñera pidió disculpas el martes por la noche al admitir su “falta de visión” sobre la inequidad social, el descontento no amainó.
Analistas consideran que difícilmente el gobernante, de 69 años y en su segundo mandato logre calmar al país con sus anuncios.
Además del subterráneo, que en Santiago moviliza a 2,4 millones de personas a diario y que resultó destruido en la mayoría de sus estaciones, los supermercados han sido el centro de los saqueos en todo el país, lo que llevó a centenares a hacer largas filas antes los locales abiertos para abastecerse ante la posible continuidad de las protestas.