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Otro joven colombiano muere en jornada de protestas y disturbios en Popayán
El descontento social busca que el Gobierno ofrezca educación gratuita para los universitarios, más oportunidades de trabajo, acceso a la salud y que cese la violencia policial.
Otro joven colombiano murió este viernes en una jornada de graves disturbios en la ciudad de Popayán (suroeste), donde manifestantes incendiaron una instalación de la Fiscalía y se enfrentaron con la fuerza pública, en el marco de las protestas contra el Gobierno, que dejan ya más de 40 muertos en el país y varias denuncias de abuso policial.
La representante en Colombia de la oficina de la Alta Comisionada de los Derechos Humanos, Juliette de Rivero, rechazó la muerte del joven Sebastián Quintero Múnera, de la que no han trascendido las circunstancias, y llamó a la calma y a que se respete la vida.
"Lamentamos y rechazamos la muerte violenta del joven Sebastián Quintero Múnera, de 22 años, hace pocas horas en Popayán. Hacemos un llamado a la calma y a respetar la vida y los Derechos Humanos de todas las personas", puntualizó De Rivero en redes sociales.
Las protestas en el país, que comenzaron el pasado 28 de abril contra la ya extinta reforma fiscal, dejan ya al menos 42 víctimas mortales (41 civiles y un policía), según lo reportado a la Defensoría del Pueblo.
El descontento social busca que el Gobierno ofrezca educación gratuita para los universitarios, más oportunidades de trabajo, acceso a la salud y que cese la violencia policial.
DOS MINISTROS A POPAYÁN
En la jornada de disturbios en Popayán, un grupo de manifestantes incendió la sede de la Unidad de Reacción Inmediata (URI), de la Fiscalía, capital del departamento del Cauca, luego de las denuncias de que allí fue abusada una joven por miembros del
Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) de la Policía.
Cauca es vecino del departamento agroindustrial del Valle del Cauca, cuya capital es Cali, epicentro de las manifestaciones y la ciudad que más ha sido impactada por los desmanes protagonizados por vándalos que han bloqueado vías, atacado y saqueado comercios e incendiado autobuses, entre otros.
En Popayán, la turba también quemó un carro e hizo pintadas en las paredes y rompieron cristales de edificios del Gobierno local que, al igual que la mayoría de las construcciones, son blancas.
Ante la compleja situación de orden público, el presidente colombiano, Iván Duque, envió hoy a los ministros de Defensa, Diego Molano, y al del Interior, Daniel Palacios, a esa ciudad para atender la situación.
"Frente a lamentables hechos relacionados con joven fallecida, de 17 años, es imperativo adelantar investigación exhaustiva", agregó el jefe de Estado.
La menor apareció sin vida en su casa tras denunciar en redes sociales que había sido abusada.
La Fiscalía inició la investigación de este caso y envió desde Bogotá a Popayán un equipo especial.
Mientras tanto, la Alcaldía de Popayán decretó la ley seca y el toque de queda para hacerle frente a la situación.
OTRA ESTATUA DERRIBADA
También en Popayán manifestantes derribaron la estatua del prócer de la independencia Francisco de Paula Santander y la escultura "Edificadores de Paz", que rendía homenaje a los Policías. Lo hicieron valiéndose de sogas y luego les hicieron pintadas.
El pasado 7 de mayo, la estatua del fundador de Bogotá, el conquistador español Gonzalo Jiménez de Quesada, fue derribada del pedestal en que estaba instalada en el centro de la capital colombiana por indígenas Misak.
Esta misma etnia echó al suelo en Cali, capital del departamento del Valle del Cauca, la del fundador de esa ciudad, el conquistador Sebastián de Belalcázar, en hechos registrados el pasado 28 de abril, en el primer día de las protestas.
Los Misak, que habitan principalmente el departamento del Cauca, también derribaron el 17 de septiembre del año pasado en Popayán, la estatua de Sebastián de Belalcázar, fundador de esa ciudad del suroeste del país.
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