Cuando le empezaron a llamar por teléfono en diciembre exigiendo 20,000 dólares como protección, el doctor Román Gómez Gaviria no les prestó atención a las amenazas,
México /AP / Cuando le empezaron a llamar por teléfono en diciembre exigiendo 20,000 dólares como protección, el doctor Román Gómez Gaviria no les prestó atención a las amenazas, pues estaba seguro de que su clínica, en las afueras de la ciudad de México, de ninguna manera podría interesar a los carteles criminales.Pero unos meses más tarde, su tranquilidad quedó destrozada cuando un grupo de hombres armados irrumpió en su consultorio gritando: “Doctor Ramón, bastardo, ¿dónde estás?”.
“En el momento en que ellos se abalanzan sobre mí para someterme y sacarme del consultorio, yo logro quitarle la pistola a uno de ellos de la cintura y les abro fuego inmediatamente.
Entonces salen corriendo, heridos de muerte, y mueren aquí a la vuelta.Ellos pensaban que yo como médico no iba a reaccionar, pero tengo entrenamiento militar”, recordó Gaviria.Tales casos de extorsión han sido comunes desde hace tiempo en negocios en las zonas más violentas de México.
Pero ahora la práctica se está generalizando.Según expertos, el aumento de las extorsiones se debe al éxito de la lucha contra los carteles de la droga.
A medida que las autoridades han capturado a capos del narcotráfico y han desmantelado sus organizaciones delictivas, cientos de hampones de menor rango se han quedado sin ingresos y lo están buscando donde sea.Las víctimas pueden ser empresas multinacionales, farmacias callejeras o vacacionistas inocentes.Las pandillas son menos organizadas, pero más numerosas que los carteles de drogas y afectan a zonas más amplias del país.En los primeros ocho meses de 2013 se reportaron 5,335 intentos de extorsión a nivel nacional, el mismo número que para todo el año pasado.De continuar el ritmo actual, el total para este año podría ascender a 8,000, casi el doble de 2007.