Aponte visita zonas de migración irregular
La embajadora de EE.UU. en Panamá, Mari Carmen Aponte, visitó ayer el área fronteriza de Darién para conocer de primera mano los retos en el manejo de la migración irregular.
Aponte visitó las instalaciones del SENAFRONT en Metetí donde conversó con miembros de este estamento de seguridad sobre el flujo migratorio a través de la selva darienita. Luego, recorrió la comunidad de acogida de Bajo Chiquito y el albergue de migrantes en San Vicente, donde habló con residentes de la comunidad indígena emberá, migrantes y personal de organizaciones internacionales que les atienden.
“Las historias de los migrantes son desgarradoras. Este es un peligroso viaje que nadie debe emprender. Es indispensable atacar las situaciones que llevan a las personas a dejar sus países, y también crear mecanismos para garantizar una migración humana, segura y ordenada. En esto estamos trabajando estrechamente con Panamá”, comentó la diplomática.
“En esta visita a Darién, he procurado conversar con todos los involucrados en el manejo de la migración irregular en Panamá, desde el personal de organismos internacionales que procuran sanar sus heridas físicas y emocionales, hasta los estamentos de seguridad que protegen el área y, sobre todo, con los migrantes, que se encuentran en una situación tan vulnerable que nos lleva a los países a unirnos en la búsqueda de soluciones”.
El gobierno de Estados Unidos destinó cerca de $18 millones, en 2022, para la asistencia humanitaria de refugiados y migrantes vulnerables en Panamá. La cifra fue cuatro veces mayor que el monto que Panamá recibió en 2021 ($4 millones). Estos fondos son entregados a organizaciones internacionales que tienen programas de asistencia humanitaria en Panamá, como el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, UNICEF, la Organización Internacional para las Migraciones, y la Fundación Panamericana para el Desarrollo.
Los fondos del gobierno de EE.UU. permiten que organismos internacionales puedan ofrecer servicios de salud física y mental a los migrantes, además de productos de higiene personal, ropa y calzado. Igualmente, han ayudado a realizar mejoras en las instalaciones de los albergues migratorios y las comunidades de acogida, además de capacitar a funcionarios panameños y líderes comunitarios en la prevención de crímenes y atención humanitaria.