Arzobispo reprende a los vendedores de humo
En la celebración del día de Pentecostés, el arzobispo de Panamá, José Domingo Ulloa lamentó que en la "calle, los medios de comunicación, en el lenguaje intrafamiliar, en la política y en el comercio, se oyen siempre palabras interesadas, lengua de tratantes, mercaderes o vendedores de humo".
Durante su homilía, Ulloa pidió que el Espíritu Santo descienda sobre nuestro país para que "nazca la paz y termine la violencia y la corrupción que nos corroe el corazón".
El prelado dijo que una sociedad que no esté movida por el Espíritu Santo, será siempre una sociedad "anti evangélica y anticristiana”.
"Sin Espíritu, la sociedad y cada uno de nosotros en particular, nos convertimos en puro mercado y la vida humana pasa a ser una competición egoísta, una guerra de todos contra todos”, sostuvo monseñor.
Ulloa expresó además que en este mundo en que hay tantas iglesias como bares y todo tipo de predicadores, hay gente que pregunta y con toda razón: ¿quién me garantiza que estoy en la verdadera iglesia?”
Señaló que hoy día hay mucha gente como loca buscando a Dios afuera en videntes, en mensajes y no lo buscan a donde esta, “Dios no esta allá, Dios esta en tu corazón y es en tu corazón donde te va a encontrar con la fuerza del divino espíritu”.
José Domingo Ulloa expresó que incluso dijo que en estos momentos difíciles de la pandemia, buscamos consolaciones, pero frecuentemente recurrimos sólo a consolaciones terrenas, que desaparecen de pronto, pero las consolaciones de este mundo son consolaciones del momento.
Monseñor reitera que las consolaciones del mundo son como los analgésicos, que dan un alivio momentáneo, pero no curan el mal profundo que llevamos dentro, evaden distraen, pero no curan las raíces y calman superficialmente en el ámbito de los sentidos, pero difícilmente en el corazón, porque solo quien nos hace sentir amados tal y como somos, solo el nos da la paz que tanto buscamos.
El arzobispo también dijo que si "adviertes la oscuridad de la soledad, si llevas dentro un peso que ciega tu esperanza, si tienes en el corazón una herida que quema, sino encuentras una salida a tu vida, ábrete hoy al Espíritu Santo, él lleva mayor consolación donde hay mayor tribulación, no como lo hace el mundo que en la prosperidad consuela y en la adversidad, se burla y se condena”.
El Espíritu es el motor de la unidad, es el cemento de toda comunidad. Tal vez porque nos falta es que cada uno rema por su lado e impone su interés en la política, en la economía, y hasta en la fe".
Para monseñor Ulloa, el Espíritu Santo es la cenicienta de la Trinidad, sin embargo, sigue siendo tan indispensable para la vida del hombre y de la iglesia, aunque sea el menos protagonista, ya que suele ser como nuestra ama de casa, que solo se les nota cuando falta.
Etiquetas