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Cien años de vida ejemplar
En su corazón no ha habido espacio para odios, rencores o venganzas. Sabe bien quién es quién a la hora de hablar de política.
René Hernández G.
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¿Quién es Don Alirio? Un siete de junio de 1914 nace en la ciudad de Antón, provincia de Coclé, Alirio Patiño González. La vida de este hombre es ejemplar, con una trayectoria transparente donde los valores universales han sido el denominador común. Un hombre que nunca le ha levantado la voz a su esposa; sus ejemplos son la mejor manera de educación hacia sus hijos, nietos y biznieto. En su corazón no ha habido espacio para odios, rencores o venganzas. Sabe bien quién es quién a la hora de hablar de política.
Paso a detallar algunos aspectos importantes de esta vida acrisolada, los cuales deben servir como lectura obligada, en especial de esa juventud rebelde que anda en la búsqueda de ídolos para imitar. Cuando un adversario político de su padre, Alfredo Patiño, moría, él iba a darles el pésame a sus deudos. No importó el dolor infligido por revanchas políticas.
Su dedicación a la familia es al 150 por ciento. Me atrevo a asegurar que nunca le fue infiel a su esposa. Una vez realizó una llamada; ésta no se pudo concretar porque el número estaba ocupado. Accionó la palanca para retirar su moneda y ¡sorpresa!, el aparato se convirtió en una máquina del casino. Gracias a su vocación de respeto y honradez tomó la suya y el resto lo devolvió por la rendija del teléfono. “Lo que no es de uno se respeta”, me dijo en una ocasión.
Viajando con él hacia Gorgona le manifesté, “mi amigo Alirio, deme el secreto de la eternidad de su matrimonio”. “Eso es fácil, cuando mi esposa echa fuegos por todos lados yo me convierto en bombero, busco la manguera de agua”, agregó. Y es cierto, ¿cuántas parejas no terminan en desgracia porque ninguno quiere ceder? Ese consejo de don Alirio debe ser tomado en cuenta para que las relaciones de familia sean mejores.
El año pasado, en la víspera de sus 99 años, le dije en broma y en serio que el presidente, Ricardo Martinelli, tenía como política visitar a toda persona que llegara a esa edad. Le expresé que esa era una manera de honrar por doble vía; la una para reconocer la larga vida y la otra, hacer publicidad de su cadena de supermercados. No terminé de hablar cuando reaccionó de forma airada. “No, no, ni se le ocurra a ese hombre visitar mi casa; yo no me equivoqué con él; conozco su vida, su trayectoria, sus rencores, sus ambiciones”, me dijo.
Alirio Patiño se estaba quedando ciego a los 94 años. Esa mortificación no lo dejaba en paz. Su hija, que es mi esposa, comenzó a buscar la forma de operarlo. Para llevar a cabo una acción de esa magnitud y a esa edad, se requiere de la opinión de un cardiólogo. A sus 92 años su corazón comenzó a demostrar fallas. Por ese historial el médico no recomendó la cirugía de sus ojos. “Don Alirio, a su edad es muy riesgosa la intervención médica; usted pronto llegará a los cien años; usted ya ha visto todo”, fue la opinión del galeno.
Salimos del Hospital Santo Tomás con un Alirio cabizbajo, iracundo, preocupado. No nos quedamos allí y nos dirigimos a la clínica hospital, San Fernando. Allí el oftalmólogo, Augusto Arosemena, expresó que pese a la versión del cardiólogo del Santo Tomás él lo operaba. Los ojos de mi suegro se abrieron como nunca. El médico le estaba abriendo la ventana que tanto ansiaba. Y es que la visión es importante, para cualquiera, pero, para Don Alirio es mucho más debido a la ludopatía que tiene de la lectura. Alirio fue operado con éxito y su vida tomó otro rumbo.
Hace un par de meses llamó a su nieto, Alfredo Felipe Hernández Patiño. “Mira, siéntate allí que deseo actualizar mi libreta de teléfonos”, le dijo. Fueron leyendo los nombres de las personas y en la mayoría de los casos se repetía lo mismo. Fulano ya murió, bórralo; ella ya no existe, bórrala. Y es que a la edad de Don Alirio son pocos los amigos que quedan; por fortuna tiene una esposa joven; un hijo y una hija; tres nietos, dos nietas y un biznieto al servicio de este hombre que es todo un personaje. No se me puede quedar por fuera la nuera. Salud suegro querido en estos cien años de edad. Alirio será uno de los invitados especiales en los actos centrales del Centenario de funcionamiento del Canal de Panamá. (El autor fue Secretario de Prensa, de la Presidencia de la República).