Con machete y martillo picó a su marido
La aguadulceña Felícita Isabel Guevara Alonso primero apuñaló a su pareja, Pablo Monroy Velásquez, luego le cercenó la cabeza con un machete
La aguadulceña Felícita Isabel Guevara Alonso primero apuñaló a su pareja, Pablo Monroy Velásquez, luego le cercenó la cabeza con un machete, siguió con los brazos, las piernas y le abrió el tórax. Para partir los huesos utilizó un martillo.
Todos esos detalles macabros los relató ayer el fiscal Moisés Tuñón, durante una audiencia del Sistema Penal Acusatorio de Coclé, donde no descartó que existieran otros partícipes en ese atroz homicidio cometido en la mañana del sábado, aunque el cuerpo fue descubierto a las 9:10 p.m. de ese día, en la casa #48 de Alto de Llano Bonito, en Aguadulce.
El fiscal explicaba que la mujer para picar a su pareja en las partes con huesos empleó un martillo. A todo esto, Felícita se mantenía imperturbable, tocándose los dedos pulgares de ambas manos.
Una vez picó al hombre, lo metió a la nevera y le colocó café en gran cantidad. Después intentó limpiar la evidencia. En la inspección policial encontraron una sábana en la lavadora con manchas de sangre, al igual que en el trapeador, la pared de la cocina, el piso del baño y la sala.
Tras haber cometido el crimen, la sospechosa se fue a una fiesta y posteriormente dio aviso a su hermana de lo que había hecho, por lo que la hermana, a través de una vecina, dio parte a las unidades policiales, en este caso a una unidad del Senafront, quien notificó de lo ocurrido a la Policía Nacional.
Felícita, de 29 años, quedará detenida hasta por seis meses mientras duren las investigaciones por el homicidio de su pareja Pablo, de 22 años.
Eran cerca de las 4:45 p.m. cuando Felícita Guevara, conocida por sus familiares como "Tita", llegó en un bus del Sistema Penitenciario, escoltada por una unidad femenina de la Policía Nacional. La mujer, al notar la presencia de los medios, pidió a la seguridad del SPA que le brindaran un sobre amarillo para cubrirse el rostro.
Esposada de manos y pies, “Tita” vestía una franela blanca, un pantalón licra, color gris, y unas sandalias.
A la Sala 4 entraron familiares de “Tita”, también estaban dos hermanos de Pablo Monroy, periodistas, estudiantes de Criminalística, personal del Inamu y otros espectadores. Felícita, a pesar de mostrar un rostro demacrado, siempre se le observó tranquila, y cuando notó la presencia de todos sus familiares, miró hacia atrás y esbozó una sonrisa.
A las 5:00 p.m. inició la audiencia contra Guevara, misma que duró una hora exacta. Cuando el fiscal explicaba todo lo sucedido, la mujer no mostraba nerviosismo y miraba al agente de instrucción; su abogado particular se colocó la mano cerrada en su mentón y apoyó el brazo sobre la mesa.
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El fiscal Tuñón relató que cuando los policías llegaron a la casa de Felícita, observaron que no se encontraba nadie, y los vecinos le habían notificado que “Tita” había salido, por lo que al revisar se encontraron con la escena atroz.
Minutos después, en un auto rojo, llegaron los abuelos de Felícita Guevara, quienes también se habían enterado de lo ocurrido de viva voz de la mujer, por lo que al llegar a la casa #48 de color naranja, conversan con los policías, a quienes les dicen de lo ocurrido y que por sus propios medios querían corroborar el hecho.
Al poco rato, del mismo auto se baja una mujer llorando, y quien gritó: "¡Yo lo maté, lo maté!", se trataba de Felícita Guevara, quien quedó aprehendida de inmediato.
Una vez se hizo el levantamiento del cadáver, el resultado de necropsia arrojó que preliminarmente al hombre lo estaban picando, mientras estaba aún con vida.
Al culminar la audiencia, el fiscal Tuñón destacó que las investigaciones continúan, para determinar si hay otras personas involucradas, ya que fue un hecho estremecedor, y para una sola persona, es un poco dudoso que haya cometido ese crimen.
Euribíades Vernaza, abogado de Felícita, y quien no se opuso a las solicitudes del juez, pidió que su defendida recibiera un tratamiento psicológico, a fin de determinar que ella no cometió el hecho en sus cinco sentidos, alegando que desde hace dos años el difunto agredía a su pareja, por lo que en un acto de ira y, quizás, cansada de los golpes, actuó de esa manera.
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Sin embargo, Antonio Murillo, hermano del fallecido, dijo que el día de la tragedia, él en su casa, ubicada en Natá, estaba esperando a la pareja, con quienes se había puesto de acuerdo para compartir, pero nunca pasó.
Los familiares de la procesada a su salida mostraron mucho dolor, y soltaron el llanto, mientras aducían que el joven de 22 años la maltrataba, por lo que le toca al Ministerio Público investigar lo sucedido. El fiscal dijo que no había denuncias de violencia doméstica interpuestas ante las autoridades.
Felícita tiene tres hijos de un primer matrimonio, los cuales ese día no se encontraban en casa, sino que se los había llevado a casa de su abuela días antes del crimen.