EL FIN DEL CALVARIO DE UN PUEBLO
Sólo restan cinco días para que al fin termine la agonía de un pueblo y surja la esperanza de un mejor panorama en lo político, económico y social de Panamá. En el fondo, no quiero referirme más a este nefasto gobierno que concluye a las 12 medianoche del domingo, porque es de muy mal recuerdo para todos los panameños, especialmente porque nos deja un país en ruina y sobre todo dividido.
Como si no fuera poco, los gobernantes salientes nos dejan como la cereza en el pastel, la inclusión de Panamá en la lista negra del GAFI. A manera de docencia, el GAFI es el Grupo de Acción Financiera Internacional, un ente intergubernamental que se fundó en 1989, con la idea de fijar estándares y promover la la implemetación efectiva de medidas legales, regulatorias y operativas para combatir el lavado de dinero, el financiamiento del terrorismo entre otros aspectos.
Comparto en cierta forma el planteamiento de la Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Panamá de rechazar la inclusión de Panamá en esta lista, porque si hay algo cierto es que el sector privado ha trabajado arduamente en robustecer el marco legal y regulatorio, con la adopción de normas apegadas a los estándares internacionales. Sin embargo, es una realidad que tendrá que enfrentar el equipo económico del nuevo gobierno.
Previo a la salida de un gobierno y en el marco de la entrada del próximo, surge en nuestro país una tragedia que lamentablemente llenó de luto y dolor a cinco familias el pasado viernes. Me solidarizo y me uno al dolor que hoy embarga a estas humildes familias, porque se el sacrificio que hace todo trabajador para cumplir diariamente su faena y que desafortudamente está expuesto a enfrentar el grave problema del transporte público en el país.
Creanme y se los digo con sinceridad, estos son los temas que a mí, como panameño, empresario, político, hijo y padre de familia, me preocupan. Ya la política quedó atrás con la celebración de las eleciones generales, ahora hay que dedicarse a trabajar por Panamá y cada uno de nosotros tiene la tarea de aportar al desarrollo y el crecimiento de nuestro hermoso país. Hay que pasar la página del odio y revanchismo, ese nunca ha sido nuestro norte y no lo será, porque sencillamente significa el más grande retroceso de los pueblos.
Yo soy un hombre que cree en los cambios, en las oportunidades que tiene este país, pero sobre todo en su gente, en el talento nacional, que son muchos. Aquí es donde el nuevo gobierno del presidente electo Laurentino “Nito” Cortizo debe enfocar su gestión, porque el recurso humano panameño es muy valioso. A través de los años la clase trabajadora panameña ha demostrado capacidad y mucha voluntad, pero las circunstancias políticas le truncaron gran parte de esos sueños y esperanzas.
Estamos conscientes que la sociedad panameña está golpeada, porque viene de cinco años de un difícil e incierto peregrinar, en donde se cerraron las puertas de muchos negocios, donde el desempleo fue lo más característico. Familias enteras están aún sufriendo el cambio radical que se dio en nuestro país con el gobierno saliente. Padres y madres que perdieron sus plazas de trabajos, hijos que debieron ser sacados de las escuelas privadas para reubicarlos en escuelas públicas porque sus padres perdieron ese poder adquisitivo. En síntesis la calidad de vida decreció sustancialmente y uno de los sectores más afectados fue naturalmente la clase media, aunque el efecto negativo se diseminó también en las capas populares.
A partir del próximo lunes unos nuevos actores se encargarán de la administración pública. Sin duda alguna las expectativas son muy grandes y el reto que tiene el nuevo presidente junto a su equipo de trabajo no es fácil. Como siempre, se encontrará un país con un estado financiero con debilidades, en el que el gobierno entrante tendrá que recuperar más pronto que rápido. Obviamente, para esta época siempre surge el temor y el miedo en el sector público por los despidos que tradicionalmente se dan con cualquier cambio de gobierno, pero el presidente Cortizo debe tener la capacidad para poder manejar este fenómeno y que sea lo menos traumático posible porque debe tener presente que, independientemente de lo que sea, todos somos panameños.