El 'thriller' electoral de José Raúl Mulino
“La persona que reclama la legitimidad de la autoridad siempre soporta la carga de justificarla. Y si no pueden justificarla, es ilegítima y debería ser desmantelada. Si te digo la verdad, realmente no entiendo el anarquismo como mucho más que eso”.
Con esta frase de Noam Chomsky se resume lo que ocurrió en el proceso electoral de Panamá, en el que un grupo de adversarios intentó, a través de una demanda de inconstitucional, invalidar la candidatura del favorito en las encuestas electorales y logró confrontar a dos instituciones del Estado, el Órgano Judicial y el Tribunal Electoral; y casi logran su objetivo: fomentar la anarquía y la posible suspensión de los comicios electorales.
Tras una larga incertidumbre que, aunque parezca contradictorio le benefició, una gran parte de la población votante volcó su sufragio a favor de José Raúl Mulino, quien se alzó con la gran victoria, al convertirse en el presidente electo de la República de Panamá.
Su nombre estuvo por semanas en la boca de todos los panameños que esperaban con ansia e inseguridad la decisión de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia para decidir la inconstitucionalidad o constitucionalidad de la candidatura de Mulino a la Presidencia.
El viernes 3 de mayo inicia la veda electoral y por coincidencia, a tempranas horas de ese mismo día, los magistrados de la Corte Suprema de Justicia anuncian a los medios de comunicación social la constitucionalidad de la candidatura de Mulino
Para mí fueron sus verdaderos publicitas, al pronunciar, a dos días de las elecciones, la constitucionalidad de la oferta electoral del candidato demandado. El azar y el ministerio, ¿quién sabe?
Las redes sociales se volcaron con una frase: “Candidatura de Mulino: es constitucional”. El 5 de mayo, en horas de las noches, sus adversarios al conocer de su victoria le calificaron de extrema derecha, un componente simplificador que pretendía polarizar la vida política en busca del antagonismo. Pero, él no cayó en la trampa, se definió públicamente de derecha.
Y, para colmo de males el mensaje para sus detractores, los panameños que votaron por Mulino fueron los pobres, aquellos que durante 10 años vieron destruir su patrimonio, mucho de ellos con trabajos informales y otros desempleados.
En seguridad nacional, el presidente electo se enfrenta al crimen transnacional - el narcotráfico - que se debate entre lo legal a lo ilegal, que fomentan la producción de conductas crónicas, el sicariato, que afecta la vida cotidiana. Por tanto, deberá abordar esta situación desde su estructura, cortar el financiamiento de estos poderosos carteles y romper ese primer eslabón.
Aunque muchos analistas políticos afirman que Mulino le será difícil gobernar con la nueva estructura de la Asamblea Legislativa, conformada en su mayoría por jóvenes diputados independientes, yo no coincido con ello.
Con la conformación de esta nueva Asamblea Legislativa se logró erradicar parte de la corrupción que prevalecía en este órgano del Estado. Ese grave problema está casi resuelto. Estos jóvenes políticos se constituirán en el punto de apoyo de Mulino para no perder el equilibrio.
Como prueba de lo anterior, el líder de la oposición Vamos y ex diputado, Juan Diego Vásquez, luego de la intervención de Mulino al ser proclamado como presidente electo del país por el Tribunal Electoral, afirmó en su cuenta X: “Escuché un discurso que tiende puentes y eso me parece sano y necesario en momentos críticos”.
Y concluyo con estas frases pronunciadas por el proclamado presidente electo, José Raúl Mulino: “No puede haber, y lo digo con mucha convicción porque lo vi en todas partes del país, la inequidad rampante, triste e intolerable con que vivimos en este país. Panamá es demasiado grande. Y me siento muy orgulloso y a la vez muy comprometido con liderar y ser su presidente por los próximos cinco años”.
Los panameños han volcado sus esperanzas en este hombre.
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