Es un despertar ciudadano y no una revolución socialista
Pedro Miguel González PinzónHe leído el resumen del presidente de APEDE, Temístocles Rosas, sobre la reunión que sostuvo el presidente de la República y su equipo con el Sector Privado. Reconociendo la seriedad del personaje, asumo que lo que está plasmado en él es cierto.
Noto que el equipo de gobierno está totalmente desenfocado. Decir que lo que está ocurriendo en Panamá es producto de un movimiento revolucionario de izquierda que pretende la toma del poder, no es más que desviar la atención de los problemas que realmente han movilizado a la sociedad: El cuestionado contrato minero y la amenaza al ambiente que representa, la forma de gobernar sin transparencia, con clientelismo y corrupción y de espaldas a las aspiraciones de la sociedad, replicando el modelo de los gobiernos anteriores.
Sin duda, al igual que algunos dirigentes de oposición han tratado de sacar provecho de cara a las próximas elecciones, algunos reconocidos dirigentes de ultra izquierda han querido vanguardizar el movimiento y hasta han reconocido que su objetivo es la toma del poder, pero no son ellos los que han organizado y movilizado a la inmensa mayoría de los panameños que han salido a protestar, ni tienen la organización, la fuerza y los medios para poder hacerlo.
No hacer un diagnóstico acertado lleva sin duda a tomar decisiones equivocadas. Si el gobierno no es capaz de ver y aceptar la realidad de un pueblo que despertó y que se cansó de ser un observador pasivo para volcarse a las calles a reclamar sus derechos, rechazando la minería a cielo abierto con sus graves consecuencias ambientales, rechazando la corrupción y exigiendo transparencia en la gestión pública y mayor participación ciudadana en la toma de decisiones, entonces debemos prepararnos para un recrudecimiento de los enfrentamientos, cuyas consecuencias son impredecibles.
Pretender capear el temporal, esperando que el movimiento se desgaste y que las aguas vuelvan a su nivel, y que es viable mantener con vida el contrato minero como si aquí no hubiese pasado nada, es desconocer la voluntad popular y que a partir de ahora hay una nueva realidad que exige cambios inmediatos en la forma de gobernar.
Si el presidente y su equipo quieren solucionar esta crisis de forma rápida, deben enfocarse en los temas que la originaron.
1. Anunciar un cambio importante en el equipo de gobierno, reemplazando al menos a los ministros y funcionarios que han tenido mayor relación con el tema minero y a aquellos cuestionados por temas de transparencia o conflictos de intereses.
2. Reconocer que el pueblo panameño rechaza la minería a cielo abierto como una actividad económica viable y sostenible, por la grave amenaza ambiental que representa para esta y las futuras generaciones.
3. Explicar el alcance de la Moratoria Minera aprobada y si es preciso ampliar ese concepto, comprometerse a impulsar una nueva ley en el próximo periodo de sesiones de la Asamblea Nacional.
4. Explicar con claridad el por qué es necesario someter la suerte del Contrato Minero a la decisión de a CSJ y el por qué sería un desacierto la derogatoria de la ley 406.
5. Reconocer el pronunciamiento hecho por la CSJ y su compromiso de atender como "asunto de máxima prioridad" el proceso de inconstitucionalidad que se ventila en este Órgano del Estado, en cumplimiento del debido proceso consagrado en nuestra Constitución Política, y acatar el fallo que se emita, cumpliendo con la responsabilidad que le cabe como ente responsable de hacer cumplir dicha decisión judicial.
6. Convocar a técnicos de los gremios profesionales, los grupos ambientalistas, las instituciones del estado y la empresa, para coordinar un eventual plan de cierre del proyecto minero, con el propósito de mitigar y compensar el daño ambiental y lograrlo en el menor tiempo posible sin agravar el daño ambiental provocado hasta este momento.
Estamos en un momento crítico. Actuar con serenidad, aplomo, escucha, humildad, entereza y generosidad es imprescindible para el liderazgo nacional.
De esta crisis podemos salir fortalecidos como nación si en el momento de las decisiones somos capaces de interpretar correctamente lo que está ocurriendo a nuestro alrededor, y actuar con la grandeza que el momento actual exige.
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