Mañana será cumbre virtual sobre bomba migratoria
Estados Unidos y México participarán en la reunión ministerial convocada por Panamá que se realizará mañana de manera virtual, para concretar “una hoja de ruta” que permita afrontar el creciente flujo de migrantes que atraviesan países suramericanos y América Central en su ruta hacia el norte del continente.
Así lo afirmó Erika Mouynes, la canciller de Panamá y convocante de la cita, que tendrá lugar en momentos en que hay miles de migrantes, en su gran mayoría haitianos, represados en Colombia a la espera de pasar hacia Panamá, lo que ha generado una crisis humanitaria y sanitaria en el lado colombiano de la frontera común.
“Estados Unidos, México, Chile, Brasil, Ecuador, Colombia y Costa Rica” participarán en la reunión del próximo miércoles, que “hemos decidido hacerla de manera virtual” en razón de la pandemia global en curso, pero “manteniendo el mismo nivel inicial” de citar a ministros, dijo Mouynes.
La canciller indicó que la reunión no debe quedarse en meros discursos sino que debe encaminarse a concretar “una hoja de ruta completa” que permita afrontar un fenómeno que Panamá ha encarado desde hace “10 o 15 años“, pero que se ha agravado con el tiempo.
Más de 18,000 migrantes llegaron a Panamá desde Colombia en julio, según Médicos Sin Frontera, la cifra más elevada en lo que va de año, superando los más de 11,000 de junio, cifras muy inusuales para la época de lluvias, cuando el paso es más peligroso y menos transitado.
Los migrantes atravesaban desde Perú o Brasil toda Colombia en autobuses hasta Necoclí, en el golfo del Urabá caribeño, y de ahí cruzaban en barco a Capurganá provistos de salvoconductos que les daban las autoridades colombianas para poder estar de forma regular en el país.
Con la pandemia se dejaron de emitir salvoconductos y se produjeron cierres de fronteras, lo que ha provocado un cuello de botella que expone a los migrantes a viajes más caros y peligrosos y donde las mafias acaban ganando.
La mayoría de quienes cruzan rumbo a Estados Unidos lo hacen motivados por la falta de empleo y la necesidad de darles un futuro mejor a los suyos. Así le pasó a Nadine, una dominicana de 40 años que acaba de llegar a Bajo Chiquito desde Chile acompañada de su hija de 6 años.
“Pensamos que cruzar el Darién serían cuatro días. Fueron once. Te quedas sin fuerzas, no puedes avanzar, ves cómo los ríos se llevan niños, familias, mucha gente muere“, contó esta mujer a MSF.
La falta de coincidencia entre las cifras oficiales de Colombia y Panamá y la poca vigilancia en el único punto de Suramérica que no es atravesado por la Vía Panamericana hacen imposible saber cuántas personas se quedan en el camino.
En el lado panameño, decenas de organizaciones brindan atención a quien consigue pasar el Tapón del Darién, pero en el colombiano la influencia de grupos narcotraficantes lleva a las autoridades a reconocer que no pueden tener presencia constante.
Los testimonios de asaltos en el camino, de violaciones repetidas a mujeres, amenazas e incluso asesinatos son constantes, y fuentes de la zona denuncian que ante la llegada de más migrantes, han notado la presencia de personas ajenas y nuevos grupos criminales.
Etiquetas