¡Nostalgia mutua!
Panamá amaneció ayer con un dejo de nostalgia. El desfile de jóvenes peregrinos que retornan a sus países luego de compartir su alegría con los panameños del interior y la capital, se traduce en emociones difíciles de expresar para los que se van y los que nos quedamos tras la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).
Chicos quemados por el inclemente verano panameño descendían con sus mochilas y maletas de las líneas del metro con rumbo al aeropuerto de Tocumen. Caminan en filas, casi uniformados y portando sus banderas. Aún cantan el coro del himno de la JMJ: ¡he aquí la sierva del Señor /Hágase en mí según tu palabra!
La presencia de la juventud sana del mundo cambió –al menos por una semana- la esencia de un Panamá que venía sumergida en cierta desesperanza y en el intolerante bombardeo en redes sociales.
La tica Silvia Castro dijo que la JMJ le pareció una experiencia de mucha fe. “Siento que cada persona se lleva para su país una gran experiencia”. “Siento nostalgia por la culminación, pero a la vez siento emoción de pensar en viajar a Lisboa, Portugal, donde será la próxima Jornada.
Javier, también peregrino de Costa Rica, dijo que a pesar de vivir en el país vecino, era la primera vez que venía a Panamá y dice que le encantó y que “regresaría mil veces”. Este joven dijo que fue tan gratificante compartir y escuchar los mensajes del papa.
El dominicano Samuel Canelo, con rostro de alegría, dijo que la JMJ fue estupenda, un encuentro más cercano con Dios, amistades que van a valer la pena, un sinnúmero de cosas inolvidables.
Lo que más le gusto fue el trato de los panameños. Voy a extrañar todo de Panamá: la comida, el tiempo que teníamos para dedicarlo fuera de lo común… ya no sé ni qué decir, siento nostalgia”, y agregó que le gustaría regresar a Panamá hacer turismo.
Marisol Quesada, de Puerto Rico, manifestó que es la cuarta vez que participa de una JMJ, pero asegura que la experiencia que vivió en Panamá fue diferente, porque “estuve más cerca del papa. “Extrañaré demasiado a Panamá, me gustó mucho la gente, nuestra familia que me acogió, ya que me brindaron todo el calor de familia”, expresó.
Esta chica peregrina, de 25 años, dijo que luego de escuchar al papa, lo que puede decir es que ser católica no es algo aburrido, somos fe viva, estamos llenos de bendición, de amor, de mucha paz, de mucha oración, oramos y nos vamos de rumba, también somos “influencer” estamos aquí para seguir a María, para seguirlo a él y a Jesús, que es nuestra primera fuente de vida.
El cubano Juan Rodríguez dijo que lo que más le gustó fue la alegría que la gente mostraba en las calles.
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