Pacífico Este, "laboratorio natural" para estudiar crisis climática
El este del Pacífico de Latinoamérica tiene una baja "diversidad de coral", con alrededor de 27 especies (escasas en comparación con otras áreas del planeta), y la Pocillopora es la más "dominante, que cubre casi el 90 % de los arrecifes"
Panamá- Los corales del Pacífico Este de Latinoamérica son un "laboratorio natural" para estudiar el impacto y evolución de la crisis climática a nivel global gracias a sus características naturales, dijeron a Efe científicos que participan en un congreso internacional en Panamá.
"Ahora hay mucha atención sobre el Pacífico de América (desde México hasta Ecuador) de los corales, por esa condición de ser un laboratorio natural para entender el cambio climático", explicó el doctor Juan José Alvarado, del Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología, de Costa Rica.
El este del Pacífico de Latinoamérica tiene una baja "diversidad de coral", con alrededor de 27 especies (escasas en comparación con otras áreas del planeta), y la Pocillopora es la más "dominante, que cubre casi el 90 % de los arrecifes", detalló el científico Mathieu Leray, del Instituto Smithsonian en Panamá.
"Seguramente (esas especies de corales) están aquí porque pueden sobrevivir a las condiciones que hay en la región", señaló Leray.
Los arrecifes de corales de esta zona cuentan con una característica particular: son "muy resilientes", es decir que al sufrir "un impacto, se recuperan en un tiempo adecuado porque vuelen a esa condición de salud, tienen esa condición de elasticidad que les permite recibir un impacto y recuperarse", señaló Alvarado.
"La región ha estado históricamente bajo estrés", los corales "suelen estar en aguas cristalinas, bajas en nutrientes, con cierto grado de temperatura, y esas condiciones no se dan en la región", apuntó el científico de Costa Rica.
Y detalló que en esta zona "hay cambios de temperatura muy drásticos, mucha lluvia, corrientes, la plataforma continental es estrecha, entonces los corales están en parches" o pequeños arrecifes aislados que crecen desde el fondo abierto de la plataforma insular o continental, explicó.
"Las condiciones químicas son muy diferentes a otras partes, se podría decir incluso que son más ácidas a otras regiones. Eso hace que su esqueleto se deposite de forma diferente, digamos que es menos compacto pero crece. Es como si estuviésemos hablando de una persona y sus huesos, que algunos crecen sanamente, los otros crecen pero tienen una debilidad. Pero es natural, es propia de ellos", señaló.
Alvarado dijo que "pensando en el cambio climático, en escenarios futuros, y en otras regiones del planeta, esas condiciones no la tienen y están sufriendo por eso, en cambio, aquí ya tienen la adaptación y les permite esa resiliencia para recuperarse".
¿UNA POSIBLE INMINENTE MUERTE DE CORALES?
"Los corales por tener muy baja diversidad también le dan una fragilidad al arrecife porque si hay unas condiciones anormales, por ejemplo la temperatura del agua está muy caliente, esas especies son sensibles a esos cambios de temperatura pueden llevar a la muerte de todos los corales del arrecife", apuntó Leray.
Esa situación, según el científico, ya sucedió antes en la región, al final del siglo XX "cuando se pasó del 70 % de cobertura de coral a casi cero", aunque posteriormente tuvieron una buena recuperación.
"Fue algo natural, pero podemos imaginar que con el cambio climático (habrá) una frecuencia de esos eventos de calentamiento", visualizó el científico.
Y "el problema, si eso pasa, es que van a colapsar, van a morir y tendrán tiempo para recuperarse si la próxima ola de calor llega temprano".
"Lo que estamos haciendo es entender cómo podemos ayudar pensando en la restauración de esos arrecifes, en un futuro buscar los genotipos de los corales más resistentes para plantarlos y estudiarlo y ver cómo van a responder a esas próximas olas de calor", concluyó.
Ambos expertos participan en el Congreso Latinoamericano de Ciencias del Mar (COLACMAR 2002), que concluye este viernes en Ciudad de Panamá tras una semana de actividades. EFE
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