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Panameña residente en Italia narra odisea de la cuarentena nacional
La crisis obligó al Gobierno a destinar casi $30 mil millones para combatir el virus y activar la economía, ya que los muertos suman unos mil y se habla de 10 mil contagiados con el coronavirus.
Yariela Miranda es panameña y vive en Milán, una ciudad ubicada al norte de Italia desde hace 30 años y contó a Crítica algunos pormenores antes y después que el Gobierno decretara una cuarentena a nivel nacional, tras la epidemia del coronavirus.
La chiricana comentó que el virus cambió la forma de vida en ese país, desde hace tres semanas cuando se registró el primer caso, luego se dispersó y las autoridades recomendaron el lavado de manos, salir poco, estar a un metro de distancia entre las personas y usar mascarillas.
“Algunos hicieron caso y otros no. Por lo menos la juventud fue la que menos caso hizo y como suspendieron las clases, salían de noche”, resaltó la inmigrante panameña, originaria del corregimiento de Volcán.
Dijo que la juventud se fue a los pubs, bares y restaurantes en las noches a pasar ratos agradables y divertirse, pero llegó el contacto físico y con el ello la propagación del virus.
“El domingo se dieron cuenta que en Milano (Milán en italiano) había bastantes casos y decidieron cerrar todo”, apuntó.
Miranda comentó que fue una locura cuando se ordenó la cuarentena en el área norte el 8 de marzo, ya que la población abarrotó los trenes para ir al centro y sur del país porque sabían que desde el lunes no podían ni entrar ni salir de la zona. El miércoles, se ordenó el cierre a nivel nacional.
Agregó que la migración fue una locura porque nadie respetaba estar a un metro de distancia en los trenes, con tal de irse a sus pueblos, los trenes fueron detenidos por las autoridades para hacer revisión de los pasajeros y encontraron a varios contagiados con el virus.
“Así que el lunes en la noche el ministro de salud decidió cerrar todo Italia”, añadió la mujer.
Comentó que el miércoles se ordenó el cierre de todos los negocios incluyendo las populares que son para vender cigarrillos.
Resaltó que da tristeza porque en la línea de autobuses no hay personas para abordarlos, las calles están vacías, solo puedes ir al supermercado, a la frmacia, al hospital o a trabajar, si sales a la calle es necesario llevar un permiso para decir dónde vas, sino te multan con 206 euros o hasta la cárcel.
La crisis obligó al Gobierno a destinar 25 mil millones de euros (casi 30 mil millones de dólares), para combatir el virus y activar la economía, ya que los muertos suman unos mil y se habla de 10 mil contagiados con el coronavirus.
“Acá donde yo vivo hay muchos ancianos, muchos viven solos, alguno se ven desde la ventana y otros tiene miedo de asomarse”, subrayó.
Explicó que existe una ley en la cual no se obliga a ir al centro de trabajo sino que se le comunica a su jefe para que les concedan las vacaciones, algunos porque tienen niños para cuidarlos y otros porque no se sienten seguros.
Mirada reside en Milán desde 1990 y tiene una hija llamada Isenith Ariella, quien nació en ese país europeo.