Cariño Popular
RedacciónLa especie de despedida del mandatario Ricardo Martinelli en el cierre de campaña de Cambio Democrático, fue una demostración de cariño mutuo entre pueblo y su presidente.
Fue un momento nostálgico y lleno de emoción. "El Loco" pidió perdón por los errores que pudo haber cometido y rogó que lo recuerden con cariño. La multitud lo interrumpió con aplausos y vivas.
Lo del jueves en la Cinta Costera no fue un acto en el que los espectadores son especie de convidados de piedra; era un pueblo que reconocía y premiaba a un presidente que les cumplió casi todo lo que les prometió. El aplauso era la forma que el pueblo reconocía a su gobernante.
Sin duda que Martinelli es un fenómeno irrepetible. Un hombre sesentón que tiene más energía que un veinteañero. Ese empuje fue determinante para ejecutar las obras que hizo su gobierno.
Martinelli se atrevió a exigirle a los poderosos que pagaran más impuestos y eso nunca se lo perdonan los que siempre -a excepción de este gobierno- manejaban tras bastidores los hilos del poder.
Un empresario y derechista tuvo mejor visión social e identificación con los pobres que anteriores gobernates militantes de los partidos de la llamada social democracia (Internacional Socialista), que pudiendo hacer más por los humildes, no se les ocurrió.
Sin duda que Martinelli será recordado por todos. Sus tuits cargados de emoción, el hombre que no se doblegó ante el plomo mediático, el presidente saltando junto a obreros de el Metro, el que llegaba a una fonda y sin protocolo pedía pescao con patacones, el que iba a un evento deportivo y jugaba con la muchachada, el que lloraba ante la enfermedad de cualquier desconocido y el que saludaba emotivo hasta a sus propios adversarios.
¡Sin duda que como "El Loco" no hay otro!