Crímenes contra abogados
Tal vez, México es el país que a nivel mundial tiene el porcentaje más alto de asesinatos, no solo de periodistas sino también de abogados. Los homicidios dolosos que se cometen contra estos profesionales tiene una relevancia social por la función intrínseca que estos desarrollan en el sostenimiento del Estado de derecho, amenazado por los carteles delictivos.
En Panamá, no se registran casos de homicidios contra periodistas, lo cual es bueno, pero a través de los años se han contabilizado muertes violentas de profesionales del derecho. Diez son los abogados que han muerto asesinados en nuestro país desde el año 2000.
Según el Código Judicial panameño, el abogado es considerado un colaborador del Órgano Judicial, por lo cual se le debe brindar respeto y consideración en el ejercicio de sus funciones. Siendo una norma legal, debemos concluir que la muerte violenta de un jurista es un atentado al propio Órgano Judicial, del cual es parte, por ley.
La muerte reciente de cuatro abogados, solo en la provincia de Chiriquí, es indicativo de que existe una amenaza real contra el sistema de administración de justicia, el cual se da en el eslabón más básico, pero no por ello, menos importante del mismo, como lo es el abogado patrocinante.
Es por ello que estos crímenes deben ser investigados con toda rigurosidad y los fiscales no deben descansar, hasta dar con los responsables y sus cómplices, para llevarlos ante la ley.
En otro tema, el abogado debe tener siempre una actuación ética y ajustada a los cánones de la ley y la justicia, debe recordar que cuando se le confía un patrocinio, es porque se cree que va a actuar con honestidad y debe estar a la altura de esa convicción. Que la comunidad no piense que matan a abogados por haber traicionado su mandato, sino por ser luchadores insobornables, por la justicia.