Cuidemos a María del Pilar
Julio Caicedo Julio CaicedoMiren “muchachos nuevos” yo recuerdo aquella lluviosa tarde del 19 de noviembre de 2010, porque estaba tratando de cuadrar una décima de cuatro pies destacando a la folclorista barranquillera Aura Rosa Mauri; para mí, la eterna embajadora de Colombia en Panamá que ha vivido acá toda su vida trabajando por sus paisanos sin sueldo, y que por eso pronto la anotaré en el plan $120.00 para los 70.
Mi reloj señalaba las 2:30 p.m. cuando me enteré de que la joven abogada María del Pilar Hurtado, exdirectora del DAS (Colombia), había pedido asilo político en Panamá, diciendo que sufría de persecución política. Uff… (la van a matar), fue mi primera manifestación, porque me aseguraba la acción, que los padrastros de Panamá jamás cambiarían porque lo de ellos es la guerra con la certeza de la muerte y creo que por eso y entre otras cosas el entonces canciller de la República, Juan Carlos Varela, le concedió el asilo.
Démosle todas las garantías a María del Pilar, porque acá en el dos continentes y en las cercanías de Cerro Marta, (exactamente en el espeso del cerro Juan Julio, donde murió Torrijos), hemos colegido, que todo colombiano que solicite asilo político en Panamá por persecución política a nuestro juicio cierta, se la debemos dar, más a María del Pilar que a esas horas del 19/11/2010 ya estaba admirando las exclusas de Miraflores, sin ser acusada de las investigaciones de las supuestas chuzadas y menos con acervo probatorio de ello. Cuidemos a esta dama porque hasta mis amigos tomadores de pichurro frente al mercado público de Penonomé saben quiénes están pidiendo la cabeza de María del Pilar, liacones dogmáticos que no dicen nada de otros colombianos del bando de ellos, ejemplos: Francisco Antonio Collazos, conocido como el “padre Camilo” o “padre Oliveiro Medina”, que está en Brasil tomando “pinga”.