De qué sirve
Por: Roquel Iván Cárdenas CatequistaUna frase popular dice que de buenas intenciones está empedrado el infierno. Algunos están transmitiendo la concepción de que las personas que están sufriendo pobreza es debido a su falta de fe. Por lo tanto, (según ellos) la única forma en que podemos ayudar a las personas desfavorecidas es con la oración.
Hablando de esta forma anulan todo sentido de solidaridad con las personas más desfavorecidas. El apóstol Santiago nos advierte sobre esa actitud hipócrita, de aquellos que piensan que solo con buenos deseos se soluciona la situación del hermano que está sufriendo necesidad. “Supongan que un hermano o hermana andan medio desnudos o sin el alimento necesario, y uno de ustedes les dice: vayan en paz, abríguense y coman todo lo que quieran; pero no les da lo que sus cuerpos necesitan, ¿de qué sirve?” (Santiago 2,15s).
Ante esta concepción materialista y hedonista del mundo, el papa Francisco en el mensaje de Cuaresma del año 2014 nos dice lo siguiente: "Dios no se revela mediante el poder y la riqueza del mundo, sino mediante la debilidad y la pobreza: «Siendo rico, se hizo pobre por vosotros…». Cristo, el Hijo eterno de Dios, igual al Padre en poder y gloria, se hizo pobre, descendió en medio de nosotros, se acercó a cada uno de nosotros, se desnudó, se “vació”, para ser en todo semejante a nosotros" Qué gran misterio que profunda contradicción que aún no podemos asimilar del todo.
En este tiempo es propicio que hagamos un alto y pensemos en aquel Dios que quiere encontrarse con nosotros en la necesidad del hermano. Cada uno de nosotros sabemos la forma en que podemos contribuir a aliviar el dolor de aquellos que necesitan de nosotros. No les cerremos nuestro corazón ni nuestras manos.