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El fenómeno Natanael

Yadira Roquebert / Periodista Reza un refrán: “Cuando el río suena es porque piedras trae”.

Adultos de diferentes edades comentaban sobre el concurso Pela’os con Salsa, producción panameña, cuya franquicia fue adquirida por países donde este género musical tiene trayectoria.

Uno de ellos dijo: “Este niño tiene talento, potencial y carisma, que bien llevado llegará lejos”.

Otro agregó: “Fue su profesora la que lo inscribió en el concurso, porque vio que tenía las cualidades para participar”; mientras, algunos afirmaban que habían escuchado sobre eso.

Esta aseveración, no confirmada, me llevo a analizar el fenómeno Natanael.

Logré conocerlo en una de las prácticas que coincidió con la participación de los Pequeños Gigantes, como invitados al “show”.

En esta ocasión, a él le llamó la atención Miguel Abdiel, uno de los niños bailadores, a quien bautizó como “Justin Bieber”.

Inquieto, dueño de una estatura y físico que no aparenta su edad, Natanael tiene diez hermanos y vive con sus padres.

Si son ciertos los comentarios sobre la injerencia de su profesora, a ella hay que reconocerle su vocación, pues detectó y canalizó el potencial artístico de su estudiante.

La formación que reciben los educadores les permite descubrir la inteligencia múltiple que presentan algunos educandos, mal llamados hiperactivos, incomprendidos por maestros que viven quejándose de su conducta.

Esta experiencia que viven jóvenes y padres de familia me tocó a mí, pero, gracias a Dios me encontré con maestros que cumplieron su rol de guía, orientador y motivador, que no se ajustaron a un horario para impartir sus clases, y que actualmente, en mi Panamá, el país de las oportunidades, ven con satisfacción la misión cumplida, pues ayudaron a formar a un joven deportista, cuyo potencial lo llevó a estudiar y jugar en el extranjero y que hoy, se mantiene activo y es un profesional al servicio de la nación.

Que el fenómeno Natanael lleve a reflexionar a los educadores sobre la gran responsabilidad que adquirieron al elegir esta carrera.

¿Cuánto recurso humano se pierde por falta de una guía y orientación oportuna al padre de familia, sobre el potencial de su hijo? ¿Cuántos niños frustran sus sueños porque los regañan por dibujar en sus cuadernos?; o porque cantan en horas de clases o… porque al maestro no le gustó el cuento que escribió.

El docente como ente formador, tiene que observar el desarrollo del niño y buscar estrategias para canalizar positivamente sus energías.

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