Empoderamiento desde la niñez
La lucha contra el patriarcado data desde tiempos inmemoriales, mujeres se han empoderado a lo largo del tiempo con miras a lograr una sociedad más ...
Por: Gabriela Arosemena Montenegro Twitter: @Gabby_AroLa lucha contra el patriarcado data desde tiempos inmemoriales, mujeres se han empoderado a lo largo del tiempo con miras a lograr una sociedad más equitativa y poner un fin a la brecha de género en distintas esferas, como profesionales, culturales, educativas, etc.; sin embargo, para lograr este cometido, resulta imprescindible involucrar tanto a niñas como a niños dado que esta suele ser la época más maleable de la personalidad, tomando en cuenta que somos criaturas de costumbre.
El núcleo familiar juega un papel primordial en la búsqueda de una verdadera reestructuración en la que tanto hombres como mujeres gocen de las mismas oportunidades y en donde la violencia de género sea erradicada de una vez por todas.
Recientemente, escuché una historia de una joven cuya madre había sido víctima de maltrato en todos sus ámbitos: físico, psicológico, patrimonial, entre otros, y del cual ella había sido testigo en su infancia; dentro de la historia pude rescatar la admiración con la que hablaba de su madre, quien tuvo la entereza de salir adelante, a pesar de no haber sido un camino fácil, y como ella ahora era una mujer profesional, felizmente casada, y 100% que el maltrato no es tolerable en ninguna de sus formas; al contrario de lo suele suceder, en donde el infante normaliza esa situación de maltrato y tiende a repetir el patrón perpetuando el círculo de violencia de manera generacional, ya sea como víctima o victimario.
Pensemos entonces qué tal si dedicásemos un pequeño fragmento de tiempo para enseñar desde la infancia que el género no determina el respeto, que la violencia no es tolerable indistintamente de quien provenga, tendríamos más niñas y adolescentes lo suficientemente empoderadas como para no tolerar relaciones tóxicas, posesivas, que en última instancia terminan coartando su futuro, e igualmente niños que aprendan a no cosificar, a respetar la individualidad que tiene cada ser humano.
Para lograr lo anterior, necesitamos de mujeres y también de hombres que reconozcan el machismo como un problema social, dispuestos a trabajar en mujeres que puedan transmitir ese sentir a sus hijas e hijos y con esperanza acabar con ese flagelo que acarrea consecuencias tan nefastas como la violencia y el femicidio, entre otras.