RedacciónLas cifras de los asesinatos siguen aumentando en la ciudad capital.Gente humilde y trabajadora son víctimas de la delincuencia, en muchos casos juvenil.
A pesar de que las estadísticas de las autoridades revelan una baja en los casos de homicidios en comparación con años anteriores, la ciudadanía no lo percibe de esta forma.
A diario se registran hechos de violencia, la sangre corre por las calles y solo les queda a los familiares de las víctimas inocentes llorar a sus muertos.En un país, con los niveles económicos más altos de Centroamérica, todavía se mata por un Blackberry.El presupuesto para la Seguridad Pública de este 2012 es de 548.
3 millones de dólares, de los cuales $56.2 millones se destinan a inversión y $492 millones a funcionamiento.
Si hay presupuesto, ¿qué se necesita para detener tanta violencia?Los sicarios, que antes llegaban de Colombia, ya se han nacionalizado.Ahora son los propios panameños inmersos en las bandas del patio, los que comandan las ejecuciones y el narcotráfico.Claro está que la Policía no puede saber cuándo se cometerá un asesinato, pero la presencia en las calles, no solo de la tropa, sino también de los jefes de Área y del Directorio de la institución, puede frenar un tanto la escalada de violencia.La población exige mayor acción y eficiencia, sobre todo de los altos mandos, que son los más capacitados para dirigir a los subalternos debido a sus estudios y experiencia en el ejercicio del cargo.Hay que salir de las oficinas refrigeradas e ir a las calles y poner en marcha, de forma urgente, los planes para atacar a los delincuentes.