RedacciónEl gobierno contempla fusionar el Servicio Nacional de Migración y la Autoridad Nacional de Aduanas.Sería algo así como copiar el modelo estadounidense, tal cual se hizo hace algunos meses con el Servicio Marítimo y el Servicio Aéreo, para dar paso al Servicio Aeronaval.
A primera vista parece una medida adecuada, sobre todo para agilizar el manejo del principal aeropuerto del país y las fronteras, pero el principal escollo es la selección del personal y del encargado de la nueva institución.
Hay que reconocer que con la administración actual de la Aduanas se ha minimizado la corrupción y el contrabando, pero algo distinto ocurre en Migración, donde las denuncias de tráfico de ilegales, coimas y otras travesuras, son como el pan nuestro de cada día.Los aeropuertos, fronteras y puertos reclaman mayor vigilancia.Son sitios que se prestan para el tráfico de indocumentados, ingreso de maletas con millones de dólares, mover cocaína, introducir armamentos, facilitar la trata de blancas, traslado de criminales y otros negocios ilícitos.
Se requiere equipo moderno para vigilar el tráfico de pasajeros y mercancías en esas zonas e instancias que supervisen adecuadamente para detectar las redes criminales que captan a funcionarios de Aduanas y Migración, para facilitar sus actividades delictivas.La fusión debe lograr en teoría mayor eficiencia, pero el temor básico es quién será la figura que controlará a esa nueva poderosa institución.