No deje que la engañen
Rómulo Emiliani ObispoEstimado monseñor, tengo una rabia contenida en mi alma contra el hombre que me engañó y me dejó embarazada. Él decía que era soltero y me llevaba unos siete años de edad. Yo apenas tenía 19 años. Lo amé con todo mi corazón, pero cuando quedé embarazada, toda esa atención que me daba antes desapareció. Se convirtió en un hombre gruñón y áspero. Me insistía en que él no podía tener ese niño. Que no tenía dinero para eso. Que recién empezaba su trabajo como profesor permanente en un colegio de la ciudad y que él quería construirme una casa en el futuro. Total, me convenció de que abortara. Cometí ese crimen. Han pasado ya tres años de eso. Después de matar a mi hijo en mi vientre, pasé una etapa muy depresiva. Dejé mi casa con el pretexto de atender a una tía enferma que está en mi pueblo. Allí pasé todo un año. No volví a ver a ese tipo. Estando en ese lugar recibí una carta de una amiga a la que le conté todo y ella me dijo que ese señor tenía esposa y dos niños. Que ella averiguó todo. Es más, fue al barrio fuera de la ciudad donde vive con esa señora y los vio en su casa. Por otro lado, me contó que ya se metió con una estudiante del colegio y salen juntos. Realmente, lo odio. Yo era virgen y él astutamente me engañó. No quiero saber de ningún hombre. Estoy en mi casa de nuevo y asisto a unos cursos de inglés y trabajo en una guardería infantil. Tengo mi bachillerato hecho, pero no tengo ganas de estudiar. Todavía estoy deprimida.
Mi estimada joven.
No sabe usted, lamentablemente, cuántas veces he escuchado historias parecidas. Esto me hace sufrir porque veo cómo tantas muchachas han truncado su futuro, en parte, por haber sido engañadas por hombres sin escrúpulos. Pero me pregunto yo: ¿Es que ustedes no se dan cuenta, no intuyen que las están engañando? ¿No se dan cuenta de que no hay proporción entre lo que esos tipos prometen y la realidad de sus posibilidades? ¿No piensan en que si de buenas a primeras empiezan a manosearlas y a pedir sexo, significa que no aman, sino que su objetivo es solamente el placer? Aprovecho para decirle que ese niño asesinado en su vientre está vivo en el cielo y es como un angelito que intercede ante Dios por usted. Recuerde que está pidiendo por usted y que no quiere verla triste y menos deprimida.
Muchos hombres solo piensan instintivamente. Usan a las mujeres como objeto de placer. Luego no asumen ninguna responsabilidad cuando viene un niño. Esto es como una epidemia nacional. Le aconsejo lo siguiente: 1. Perdone y olvide ya a ese hombre que jugó con sus sentimientos, la engañó y la mandó a abortar. Olvídese de él, pues ya hizo suficiente daño como para andar recordándolo y martirizarse. 2. Sepa que ese niño está con Dios. No está muerto. Póngale un nombre. 3. Si su vocación es el matrimonio, pídale a Dios que le mande un buen hombre, y usted abra los ojos y no sea ingenua. Es cuestión de aprender la lección y no caer otra vez en lo mismo. La vida continúa. Este fracaso no determina su futuro. Usted puede levantarse. Y quiero decirle que hay muchos varones que son buenos, íntegros, sanos, laboriosos. Hay que pedirle al Señor que la ayude a escoger bien. 4. Matricúlese en la universidad y saque una carrera. Siga estudiando, no se estanque. 5. Busque unirse a algún grupo espiritual en su iglesia. Congréguese y encuentre a Cristo en la oración, los sacramentos y la Palabra.
6. Planee bien su futuro viéndose como una mujer exitosa, espiritualmente llena del Señor y haciendo el bien a mucha gente. Crea en usted misma. No genere complejo de culpa. 7. Mantenga ese trabajo en la guardería infantil y ame a esos niños como si fueran suyos, honrando así la memoria del que fue asesinado. Haga el bien a tantos niños que necesitan de usted. 8. Busque reconciliarse con el Señor. Si es católica, acuda al sacramento de la penitencia y haga una buena confesión general de su vida, y a empezar de nuevo. Al sentir el perdón de Dios y que el Señor, cuando perdona, olvida todo y la sigue amando con un amor incondicional, sentirá un gran alivio en su alma. Y sepa que con Dios podrá vencer sus traumas porque con él, usted es invencible.