Nos enriquece
Por: Roquel Iván Cárdenas CatequistaSan Pablo nos enseña que "nuestro Señor Jesucristo, que siendo rico, se hizo pobre por nosotros para enriquecernos con su pobreza." Todos conocemos la riqueza de Cristo como el Hijo único del Padre. Pero valdría la pena preguntarnos cuál es esa pobreza que nos enriquece. Debemos partir de la misma teología san Pablo que nos habla del empobrecimiento de Cristo al rebajarse a nuestra condición humana. Siendo Dios no quiso aferrarse a su condición divina, sino que se hizo uno más como nosotros. Como nos enseña la carta a los Hebreos, igual a nosotros en todo menos en el pecado. De esta forma su pobreza nos enriquece, cuando nos manifestó el amor del Padre, que envió a su único Hijo para que se rebajara a sí mismo, tomando condición de siervo, para que su cercanía nos liberara de nuestra condición de esclavos.
De esta misma forma Jesús nos enseña que debemos tener cercanía con el otro, tal y como él lo hizo. Pero para ello es indispensable tomar la condición de siervo. El que quiera ser el primero que se haga el servidor de todos, es lo que nos enseña nuestro Señor.
Ese modo singular de amar de Jesús que nos manifiesta la cercanía del Padre, es el modo de enriquecer al otro con nuestra pobreza, al darnos a nosotros mismos. De esta forma, al igual que Cristo no solo nos daremos a nosotros mismos, sino que seremos capaces de mostrar el amor del Padre, de donar el amor del Padre, de hacer palpable ese amor en medio de los hombres. El darse uno mismo por amor, en unión con Cristo, por obediencia al Padre, es la única forma en que podemos desde nuestra indigencia enriquecer al otro.