Olga Sánchez Borbón
La revista Ella/2108.09/29 /Personaje. Analina Guerrero en su artículo – Olga, emociones encontradas nos dice: “Olga Sánchez Borbón. Expresa su arte a través de la pintura en óleos, dibujos, grabados y cerámicas. Fue discípula de Manuel E. Amador, autor de la Bandera panameña”.
Al preguntarle a la pintora ¿Cómo recuerda a su maestro? Responde: “Recuerdo cuando pintaba en su taller, él me miraba y me decía: ‘eso está mal’”, y le preguntaba “por qué”. Y me contestaba: “Más adelante lo sabrás”. Otras veces me decía “esa pintura está bien” y quería saber por qué y me contestaba: “más adelante lo sabrás”. Y desde entonces me prendó lo del desnudo.
La última vez que lo miré estaba desfilando para el 4 de noviembre y llevaba en una cajita la Bandera panameña, muy cerca de su corazón. Desde lejos me sonrió. “A veces pienso que si él viera los cuadros que pinté en Barcelona no estaría de acuerdo”. Guarda silencio en busca de sus memorias.
El sábado 9 de abril de 2016, La Estrella de Panamá. Alexis Sánchez escribió el artículo titulado – Tía Olga; ‘creación en otras dimensiones’.
La partida de un ser querido siempre retrotrae a la memoria de los que compartimos con él momentos de alegría y tristeza, aunados a la angustia sentida en ciertos momentos de la vida, que le tocó vivir. Un ejemplo son los avatares políticos, que por razones obvias en su papel de madre, hermana y amiga, le tocó vivir a tía Olga en aquellos turbulentos años provocados por el desasosiego al saber que los “tonton macoute” criollos acechaban a su hermano Tristán Solarte.
Un fuerte impacto y profundo dolor sentí cuando leí, el pasado domingo 27 de marzo, en la página web de La Estrella de Panamá, el título de la noticia de su fallecimiento: “Panamá perdió a una gran artista, falleció Olga Sánchez Borbón”…
En varias ocasiones pude llegar al apartamento en los momentos en que creaba sus obras de barro y pintura. Siempre había un momento para tomarnos un café con galletas y queso blanco.
Mientras escribo estas líneas, las lágrimas brotan de mis ojos al saber que, al estar fuera de mi tierra, la distancia vuelve a mantenerme alejado de poder acompañarla en este último viaje, cuando sus cenizas fueron depositadas en una cripta, para comenzar una nueva etapa, donde estará creando sus obras en otras dimensiones.